Decenas de miles de personas vuelven a reclamar pacíficamente más democracia en Marruecos
Once días después del discurso de Mohamed VI, en el que prometió someter a referéndum reformas democráticas de la actual Constitución, decenas de miles marroquíes han mostrado no estar conformes con estas promesas porque "no son suficientes"
El llamado "Movimiento 20 de febrero" ha vuelto a congregar a una buena parte de la sociedad marroquí en decenas de ciudades del reino alauí para exigir más reformas, tal y como lo hizo hace hoy justo un mes.
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Poco antes de las diez de la mañana cientos de personas poblaban ya la céntrica plaza rabatí de Bab el Had, con pancartas que pedían literalmente "la ruptura con la dictadura", la disolución del Parlamento o la exclusión de la vida política del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), tachado de ser el "brazo derecho" del rey Mohamed VI. En el momento álgido de la protesta, según ha podido constatar la Cadena SER, en torno a 6.000 personas marchaban hacia el Parlamento, situado en la avenida Mohamed V, principal avenida de la capital, aunque los organizadores han cifrado esta asistencia en más de 10.000 personas.
En la vecina Casablanca, la presencia de manifestantes ha sido mayor. Más de 15.000 personas cita la agencia EFE, mientras que los organizadores elevan este número a más de 50.000. Varias fuentes de las fuerzas de seguridad reducen la presencia a 1.500 personas en Rabat y a 5.000 en Casablanca.
"El pueblo marroquí todavía no está de acuerdo con lo que ha aportado el rey en su discurso. Queremos una verdadera democracia, una monarquía parlamentaria, en la que el rey reine pero no gobierne", sostiene Rachid, uno de los manifestantes en Rabat. Éste ha sido el principal mensaje común de una manifestación que, contrariamente a la del pasado 20 de febrero, ha tenido más mensajes minoritarios, con reivindicaciones más puntuales. Decenas de organizaciones, sindicatos, asociaciones y partidos políticos han secundado la protesta. Como el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), o la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), que forma parte de la coalición del Gobierno. En las anteriores manifestaciones del 20 de febrero estos partidos no expresaron su apoyo.
"El discurso del rey ha tenido un impacto importante", ha afirmado Hassan Amrani, "wali" (gobernador) de Rabat. Una opinión no compartida por muchos de los que se han echado hoy a las calles, como la directora de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), que afirma que las palabras del soberano "no garantizan la base de una constitución democrática" y que por ello esperan que "el Estado revise lo anunciado para que responda realmente a lo que piden los jóvenes". Entre las principales demandas sigue estando el artículo 19 de la Constitución que otorga al monarca todos los poderes efectivos hasta elevarle a una posición sagrada. "Si se mantiene este artículo, las reformas no supondrán una verdadera separación de poderes", concluye Ryadi.
Esta reivindicación política se une a otras como el fin de la corrupción, la liberación de presos políticos, la creación de una asamblea constituyente representativa del pueblo para evaluar las reformas o la verdadera instauración de una justicia independiente. Cambios que implicaría no una modificación de la actual Carta Magna, sino la creación de una "completamente nueva", afirma Rachid. "Las reformas anunciadas por el rey son modificaciones formales que no tienen nada que ver con el fondo del problema. Quieren establecer un nuevo totalitarismo con nuevas bases democráticas", asegura Zacarías, desempleado y antiguo estudiante en Tánger y España, presente en la protesta en Rabat.
La presencia policial, tanto en Rabat como en Casablanca, ha sido casi inexistente. En ambas ciudades, las revueltas se han desarrollado sin incidentes, aunque las manifestaciones no estaban autorizadas porque "no habían solicitado el permiso", según aseguró el pasado jueves Jalid Naciri, portavoz del Ejecutivo. La actuación de hoy de las fuerzas de seguridad contrasta con la del pasado domingo en Casablanca, donde se dispersó violentamente una concentración de protesta, o la del 20 de febrero en las manifestaciones que tuvieron lugar en ciudades como Alhucemas, donde se registraron incidentes y cinco personas aparecieron muertas calcinadas en el interior de una sucursal bancaria. Un hecho, todavía, pendiente de investigación.
En el norte del país, en Tánger, 5.000 personas según la agencia EFE y 20.000 según los organizadores se han congregado hoy en uno de los barrios más populares. Otras ciudades como Tetuán y Alhucemas registraron una asistencia de más de 1000 personas cada una, según testigos. En Fez y Agadir, los organizadores han cifrado en 5.000 los manifestantes que han salido a las calles de estas ciudades para pedir más democracia.
Desde la AMDH quieren mostrar su satisfacción calificando esta convocatoria de "formidable" , según su vicepresidente Abdelhamid Amine ya que además "se desarrolla de manera pacífica", lo que según él puede animar a más gente a acudir a las próximas movilizaciones. El objetivo, asegura, es "pasar de un Gobierno manejado por el entorno del rey, a un estado de derecho, y de una sociedad de sujetos a una sociedad de ciudadanos dignos".