El poder judicial aún está lejos de la igualdad

Lugo

La carrera judicial sigue siendo un ejemplo de desigualdad y de las dificultades de las mujeres para alcanzar puestos de poder. Esto es lo que se pretende combatir al celebrar el 10 de mayo el Día Internacional de la Mujer Jueza. La magistrada lucense Sandra Piñiero, junto con la jueza en prácticas en los Juzgados de Lugo Yasmina Pita, son la imagen que el Poder Judicial ha escogido para visibilizar en esta efeméride la promoción de la justicia inclusiva y la igualdad de género.

En el ámbito de la justicia, como en muchos otros, la presencia de la mujer ha estado históricamente vedada "por ese prejuicio de su incapacidad para ocupar el espacio público", señala la jueza Sandra Piñeiro. Pone como ejemplo la Odisea, donde se insta a la mujer a "callar y limitarse al espacio que le corresponde: el telar y la rueca" y se reclama para el hombre "el gobierno de la casa y el espacio público".

No fue hasta el año 1971 cuando María Jóver se convirtió en la primera mujer jueza, y hubo que esperar a que Margarita Robles marcase un hito en el 1991 al convertirse en Presidenta de la Audiencia Provincial de Barcelona, señala Piñeiro. La incorporación de las mujeres a este ámbito ha sido por lo tanto tardía, pero a pesar de que "llevamos ya treinta años accediendo a la carrera judicial masivamente, casos como los de estas dos mujeres son contados".

Mayoría en la base, sin representación en las cúpulas

Los datos evidencian el techo de cristal que impera en la carrera judicial. Según la jueza lucense en las últimas promociones en torno al 70% de los aprobados corresponden a mujeres, y sin embargo solamente son un 20% entre los altos cargos de designación discrecional. La brecha generacional no sirve a estas alturas como explicación para estas cifras.

¿En qué parte del proceso está entonces la barrera? Piñeiro señala a la responsabilidad de los cuidados. Apunta que "los datos reflejan que la mayoría de las excedencias para cuidados de familiares o dependientes en este ámbito son solicitadas por mujeres".

Esto hace que directamente "no se postulan para estos cargos", porque requiere un tiempo del que no disponen al asumir la carga de la atención del hogar. "Esto no puede seguir así más tiempo", señala, "y la base de la solución pasa por educar en la corresponsabilidad".

Perspectiva de género

Otra cuestión en la que es importante poner el foco es la aplicación de la perspectiva de género a la hora de dictar sentencia. "El derecho no deja de ser una construcción hecha mayoritariamente por hombres", recuerda Piñeiro, "y esto sí afecta a la hora de alcanzar una resolución justa".

Lo primero que hay que tener claro es que "cuando hablamos de incorporar la perspectiva de género a la justicia no hablamos de un fin en sí mismo, sino de un medio para alcanzar el objetivo que debemos tener todos, jueces y juezas, que es que las resoluciones sean lo más justas posibles".

Esto pasa por tener en cuenta, al aplicar la normativa jurídica, la posición de la mujer en relación con la sociedad, y cómo afecta al hecho concreto que se esté enjuiciando. Constata que incorporar las "gafas violetas" al ejercicio de la justicia sí que puede significar un cambio de sentido de la resolución. Es además la forma, añade, "a fin de representar los diferentes puntos de vista y a todas las partes de la sociedad", de ampliar la visión tradicionalmente masculina del derecho.