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ENTREVISTA

La espina clavada de Carles Francino

El actor habla en esta entrevista de sus nuevos proyectos y nos cuenta cuál es el sueño que su padre nunca le dejó lograr

Carles Francino, nuevo fichaje de 'Águila Roja' posa en el estreno de la serie en Vitoria(RTVE)

En un primer momento no se percata, pero cuando lo hace suelta una exclamación. Es una reacción refleja, instintiva, al ver el micro amarillo de la Cadena SER. Lo siguiente es esbozar una media sonrisa, la del que nota como algo cercano esa esponja amarilla y ese logotipo serigrafiado. Es normal. La SER no es su casa, pero es la de su padre con el que comparte nombre y algunas aficiones. Pero este Carles Francino no peina canas ni se pirra por las información de última hora. Ni abre La Ventana cada tarde. Lo suyo es más la ficción, ese otro mundo tan cruel o precioso como el real, pero en el que siempre hay un "fin" y en el que un tipo como él puede encarnar un personaje del que difiere tanto como monseñor Adrián Vega. Lo interpreta en la nueva temporada de 'Águila Roja' que este jueves estrena La 1 (22:30 horas).

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Pero las cuentas pendientes del Carles Francino actor no son con Dios, sino con una pelota. Y la culpa no es de la Santa Madre Iglesia. Ni tan siquiera de una cámara de cine que se cruzase en su camino. Ni de un libro de Shakespeare que apareciera por sorpresa en su mochila de escolar. El culpable de que Carles Francino Hijo mantenga una espinita es Carles Francino Padre.

Pese a sus 32 años, este catalán sigue sin arrancarse la espina clavada en su corazón de niño soñador. Carles recuerda aquel fatídico día en el que todo ocurrió. El recuerdo va de la mano de una sonrisa y de un comentario de agradecimiento y de afecto hacia el otro Carles, el padre. Está feliz y orgulloso de ser lo que es, actor. Buen actor cabría apuntar en vista de sus últimos trabajos, en televisión y teatro.

Y aquí se halla la actual espina de Carles Francino: quiere cine. Quiere más cine del que ya ha hecho. Quiere uno de esos proyectos que le llenen. No todo consiste en el protagonismo, ni en el peso del personaje; más bien en la satisfacción que le provocaría darle vida. De ahí que este Carles Francino ansíe que se le presente un proyecto interesante con el que colocarse delante de una cámara de cine. Hasta entonces, (muy) bien está la televisión y el teatro, el género que le metió el veneno de la interpretación y del que jura no apartarse nunca.

Lo que nunca cambiará ya es aquel sueño infantil de balones y goles que truncó su padre. Es la espinita de un Carles Francino Hijo que comparte con el Padre su trato agradable y cercano, el marcado acento catalán (al que acompaña algún que otro taco), la perfecta dicción y entonación en su discurso, la vitalidad y la actitud elegantemente positiva. Del atractivo y sex-appeal -que también tienen en común- que escriban otros.

Supongo que todo lo que sueña uno desde pequeño es llegar un día a ser un obispo, cardenal... Llegar a que se le otorgue el tratamiento de "monseñor", ¿no?

[Ríe] Mira, te tengo que decir que no: no lo soñaba yo eso desde pequeño. Digamos que todo este tema [de la Iglesia]está un poquito revuelto y tienen ahí bastante faena que resolver. Pero sí que cuando me llegó esta oferta, como actor, es maravilloso que te den a un cura, a un monseñor. Además con esta cara, que yo de monseñor tengo poco [sonríe]. Construir todo eso y meterse en ese universo ha sido maravilloso. Y ahí estoy, descubriendo cositas.

¿Cuándo te llegó esta oferta? ¿Cuándo grabaste este papel en 'Águila Roja'? Porque desde la productora nos contaron que tienen 21 episodios listos para emitirse. Son casi 2 temporadas...

Hostia, pues hace tiempo... [intenta recordar]. Pues creo que lo grabamos en febrero de 2013, la primera temporada que aparezco en 6-8 capítulos y la segunda, que empezamos como en enero de este año.

¿Cómo es el monseñor al que das vida en 'Águila Roja'?

Es un tipo que viene del Vaticano. Llega a la Villa de Madrid siguiendo unas pistas. Él está investigando la posible sucesión de Cristo. Aparentemente es un tipo que esconde muchas cosas; sin embargo, esto no implica que sea malo de entrada. Pero el hecho de que no diga, de que vaya escondiendo... te hace preguntarte de qué va este tío...

Tú de cura, de inspector de policía... No para, encadenas un proyecto con otro. En 'Víctor Ros' estás genial, además. Un personaje muy redondo el de Víctor Ros, muy impulsivo, pero que es capaz de ponerse en el lugar del otro; un personaje de barrio, pero que trabaja para guardar la ley, aunque esta no sea justa...

Exacto. Esa es la contradicción y el conflicto que tiene Víctor. Él viene de donde viene, pero se debe a unas normas, a una Policía y a unas reglas a la vez que entiende que ese señor esté robando y le gustaría ayudarle. Ahí se produce un conflicto muy interesante.

Pero del personaje no hablemos, hablemos de la serie en sí. El hecho de que sea una miniserie a mí me gusta mucho. Este concepto condensa todo muchísimo. Son 6 capítulos en los que pasan cientos de personajes. Además de la recreación digital, la época en la que está ambientada, esos vestuarios, esa luz... Está muy bien.

Además, lo que ha escrito Javier [Olivares, creador de la serie], el ritmo que le ha dado, la acción... está muy bien. Todos estábamos muy contentos. Fue duro, pero fue bien.

Y ahora te viene la rabia... ['Rabia', serie de ciencia ficción que prepara Telecinco], ¿Cómo estáis con eso?

Con eso estamos ya... En principio comenzamos el rodaje el 29 de septiembre. Estamos con ensayos y con muchas ganas de volver a hacer cosas contemporáneas, aunque sean un poco locas [bromea]. Y feliz, además, de que no solo las series consolidadas como 'Águila Roja' busquen cosas nuevas y procuren apostar por cosas extrañas. Esta también. Va a ser raro, son cositas que hemos visto de series de fuera, algo medio zombie (ya veremos que no son zombies), y vamos a ver qué tal lo hacemos aquí.

Y además de verte en series como estas muy comerciales, de grandes cadenas y dirigidas al gran público, también se te ha podido ver en teatro, en una producción pequeña, 'El huerto de guindos' (Chejov), que habéis representado en La Casa de la Portera, un espacio de teatro alternativo de Madrid...

¡Sí! [se alegra al escuchar la pregunta], maravilloso. De comercial tiene poco... [Ríe]. Yo estoy muy contento de por dónde va mi carrera porque estoy como pudiendo dirigirla un poquito. Eso se agradece mucho.

Desde mi salida de 'Hospital Central', que fue la primera decisión un tanto firme y dura y en la que arriesgué por esta profesión [Le interrumpo]

... ¿Fue decisión tuya abandonar 'Hospital Central'?

Sí... Porque bueno, creo que esta profesión es hacer varios trabajos y estar trabajando en varias cosas. En ese momento pensaba que no debía anclarme allí. Es verdad que podría haber seguido creciendo como actor allí, pero decidí buscarme la vida y a ver qué pasa. Y, evidentemente, he tenido momentos de bajón, he tenido mi año de no hacer nada... pero siempre buscando cosas.

Y mi entrada en 'Águila Roja', es verdad que es una serie comercial, pero el tipo de personaje que me dan, de la manera que entra... Es un personaje que hay que hacerlo. ¡Y mira de qué manera hablo, "que ya te lo ofrecen directamente"!

¿Qué es lo que te gusta a ti de esta profesión?

La gente. De la profesión es lo que más me gusta. Es maravillosa. Del trabajo como actor me gusta el proceso, no el "acción". El curso este donde investigas, trabajas, donde te caes 4.000 veces con lo mismo, ves a compañeros que le pasa lo mismo que a ti...

Cuando eras más pequeño, que tu padre estaría por TV3 o en otras emisoras de radio... ¿Tú que le decías que querías ser de mayor? ¿Actor?

Futbolista [tajante]. Tengo una anécdota con él con esto. Nosotros íbamos en invierno a esquiar a la Cerdanya y cuando bajábamos de esquiar, siempre me iba al campo de fútbol a jugar porque se juntaba gente. Yo estaría haciendo BUP o 7º de EGB y había suspendido bastantes...

Ese día jugando al fútbol me vinieron unos ojeadores del Espanyol que estaban de fin de semana por allí y me dieron una tarjeta: "oye, vente a hacer unas pruebas". Yo estaba feliz, contento, fui corriendo a decirle a mi padre lo que me había pasado y me dijo: "tú a dónde vas a ir es a la habitación a estudiar y a sacarte las 7 que has suspendido" [cuenta riendo]. Eso lo tengo clavado ahí... pero, evidentemente, se lo agradezco.

Cuando termines toda la promo de 'Águila Roja', cuando empieces y termines con 'Rabia', ¿qué es lo que te gustaría hacer, lo que te pide tu cuerpo de actor?

Mira, yo solo había hecho teatro a nivel profesional cuando estaba en Barcelona en 2006 con Lluis Pasqual. Yo me crié en una escuela de teatro, entonces, lo que a mí me gusta es el teatro. Aquí en Madrid peleé mucho para intentar sacar la cabecita, pero haciendo televisión no es fácil, no hay muchas oportunidades ni muchos castings...

El año pasado me ofrecieron la oportunidad en La Casa de la Portera [con 'El huerto de guindos'], a raíz de eso han salido ofertas de teatro. Ahora se me ha caído una que me da muchísima pena perder, pero como estoy en 'Rabia' no puedo hacerlo todo, pero yo quiero tener metido un pie metido en el teatro siempre.

Y luego voy loco por hacer algo en el cine...

¿Y qué te ocurre en el cine? No puede ser que esté protagonizando teatro y series de televisión y digas que no te sale nada en cine... No me lo creo.

Bueno... no te creas [sonríe]

¿O es que te lees guiones y no te convencen?

No, no... De momento no llega todo lo que a uno le gustaría. Y hablar de esta manera, joder, ya es mucho, teniendo compañeros que están sirviendo copas. Pero me encantaría trabajar en el cine, cruzar el charco también... Y seguir machacando el inglés y el francés.

¡Para arriba! ¡Para arriba y ya veremos!

 
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