La aceitera de la discordia

El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes un Real Decreto que prohíbe las aceiteras rellenables en hostelería, restauración y catering. La norma, que entrará en vigor el 1 de enero de 2014, prevé que todos los envases estén etiquetados, que cuenten con un sistema de apertura que pierda su integridad tras su primera utilización y que dispongan de una protección que impida su rellenado. Cambios que han sembrado la discordia entre los afectados: mientras consumidores y hosteleros critican la previsible subida de precios, el sector oleícola se congratula por la mejora de la imagen del producto.

"Siempre hay que fomentar la transparencia", explica por teléfono Rubén Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción. "Es positivo contar con un envase que muestre información sobre lo que hay dentro pero el Gobierno ha ido a por la parte más débil: los bares y cafeterías".

"Partimos de una presunción de culpabilidad y, que yo sepa, no nos estaban engañando porque nunca nos habían dicho lué había exactamente en esas aceiteras. ¿Los hosteleros no tienen credibilidad y los fabricantes sí?", se pregunta Sánchez. "El único estudio que se ha hecho sobre el sector del aceite de oliva lo publicó la Junta de Andalucía e indicaba un altísimo nivel de fraude. La etiqueta en sí no garantiza nada. Yo quiero que el Gobierno haga controles".

La Federación Española de Hostelería (FEHR) también critica la reforma impulsada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En un comunicado hecho público este lunes, los hosteleros expresan su "temor" ante el incremento de los precios (calculan que puede multiplicarse por cinco o siete) y señalan que "la medida producirá un incremento del volumen de envases", con un "gran impacto medioambiental".

La patronal del sector de la restauración asegura además que aumentará "el desperdicio alimentario" y se muestra preocupada por la posibilidad de que "condimentos y aliños diferentes, más cómodos, sencillos, económicos y no sujetos a normativas tan estrictas" acaben sustutuyendo al aceite oliva.

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Para los productores, en cambio, la nueva normativa beneficiará la trazabilidad e imagen de calidad del producto. El presidente de la Interprofesional del aceite de oliva y, a su vez, de la organización agraria Asaja, Pedro Barato, ha asegurado que la norma permitirá algo "tan sencillo" como que las botellas estén convenientemente etiquetadas y "con todas las garantías del mundo".

Según el máximo responsable de aceite de Cooperativas Agro-alimentarias, Rafael Sánchez de Puerta, ahora "los 47 millones de turistas que anualmente nos visitan se llevarán una buena sensación", mientras que "el consumidor sabrá de verdad" lo que está tomando, y aprenderá a conocer el producto y a valorarlo.

Las marcas que apuestan por los envases de diseño para diferenciarse, como Peccatum o Spiritu Santo, también valoran positivamente la prohibición de las aceiteras rellenables. La diseñadora gráfica Isabel Cabello, cuyo estudio Úbeda (Jaén) ha trabajado ya para 30 marcas de aciete, asegura que le parece "fenomenal" apostar por la calidad.

Tampoco ha tardado mucho la consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía, Elena Víboras, en mostrar su "apoyo sin fisuras" a la medida aprobada el Consejo de Ministros. Víboras ha defendido la nueva normativa explicando que rellenar una aceitera es algo tan "impensable" como hacerlo con una botella de agua.

La Comisión Europea retiró en mayo de este año un plan similar al que ahora ha aprobado el Gobierno y lo hizo, precisamente, a causa de la polémica que despertaba la medida entre los consumidores y hosteleros. El comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, anunció que Bruselas buscaría "mejores fórmulas" para "tener en cuenta las opiniones" de los distintos grupos.

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