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Bagdad, seis años después: Iraq, ¿qué futuro?

Sigue las crónicas de la enviada especial de Cadena SER a Bagdad en CADENASER.com

Sigue las crónicas de la enviada especial de Cadena SER a Bagdad en CADENASER.com(CARLA FIBLA / CADENA SER)

"Los días pasan, nos hemos acostumbrado a los muros, a los atascos por las calles cortadas, a los controles de la policía, a las sirenas, los helicópteros, a los convoyes de las tropas estadounidenses. La vida sigue, tenemos que pensar que las cosas cambiarán a mejor", explica optimista Hanadi, licenciada en filología española e inglesa, quien hace seis años, tras la caída del régimen de Saddan vivía atemorizada por el comienzo de las amenazas a los cristianos. En aquellos días de confusión su hermano se convirtió en su guardaespaldas. Hoy Hanadi mantiene a su madre informada en cada momento de donde está para que no se preocupe, pero ha perdido el temor a salir sola. Parece haber normalizado y adaptado su cotidianidad a la compleja situación del país por pura necesidad.

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La sonrisa de Hanadi contrasta con los edificios destruidos por la guerra de 2003, las fachadas de las casas tiroteadas, los escombros que aún no han sido recogidos. Es duro comprobar como el pueblo iraquí ha sido capaz de acostumbrase y convivir con este desorden. Estados Unidos ya ha vencido en la destrucción del sistema educativo y sanitario de Iraq, en las universidades los alumnos compran cada examen por 100 dólares, y los centros sanitarios se enfrentan a una escasez de recursos todavía mayor a la que vivieron durante los casi trece años de embargo económico. Además, el asesinato de intelectuales y profesionales sigue llevándose a cabo en Iraq. Más del 70% de las personas cualificadas de diferentes oficios que podrían estar sacando al país adelante, permanecen en el extranjero. Sólo un 5% de ellos regresó en 2008, el supuesto año de la "normalización" de la situación en Iraq. Y muchos de los que vuelven lo hacen por carecer de recursos económicos para permanecer en el extranjero.

Iraq es un país hundido y oprimido por un bloque de hormigón que hace casi imposible que nadie se revele. Pero las fuerzas de ocupación, países como Irán que controlan a través de partidos políticos, organizaciones, mucho de lo que pasa en Iraq, son conscientes de que existe una resistencia del pueblo iraquí difícil de exterminar.

Lo comprueban en zonas como Mosul o Baquba, donde las tropas estadounidenses no se retirarán a sus bases en junio por miedo a que el control de la insurgencia se expanda. Saben que existe una colaboración de algunas facciones de la resistencia con las brigadas de Sahua donde militan muchos antiguos resistentes.

Tras una semana recorriendo en coche las calles de Bagdad, preguntando a los iraquíes cómo ven su futuro, me quedo con el enfado de los que careciendo de electricidad y en ocasiones agua corriente para llevar una vida digna piden regresar a la dictadura de Saddam Hussein; con los que aseguran que las cosas van algo mejor pero parecen haber perdido el entusiasmo por todo; y con los que reconocen que la corrupción está más presente que nunca en Iraq porque la fuerza ocupante ha instalado el "todo vale" después de haber despojado al país de la estructura de un estado capaz de reconducir la situación.

Del miedo a Saddam al miedo al descontrol, a que la vida de un iraquí no vale nada, a no atreverse a sentirse personas y acudir con normalidad al trabajo, comprar en las tiendas o llevar a la familia a tomar un zumo en una terraza, por si alguien pone una bomba o se explota en el concurrido lugar donde intentan volver a ser felices.

Pocos en Iraq creen que Estados Unidos abandonará el territorio. Hay fechas, finales de 2010, anunciadas por el presidente Barak Obama, reiteradas por la secretaria de Estado Hillary Clinton, pero la pésima planificación de la ofensiva y el desarrollo de las acciones de los ocupantes durante estos largos seis años hace que los iraquíes no se crean nada. "Durante la época de Saddam fumaba dos paquetes de tabaco, desde que nos ocupó EEUU fumo tres, si Irán continúa implantándose en Iraq acabaré fumando cuatro paquetes. Y si volvemos a ser un país libre dejo de fumar", comenta en tono algo jocoso un ciudadano a favor de que la resistencia adopte una postura más radical ante la ocupación.

Hay fechas en el futuro inmediato de Iraq que irán asentando algunas de las teorías y análisis que nos han contado los iraquíes durante estos días en Bagdad. Las tropas estadounidenses deberían retirarse de las grandes ciudades a sus bases en junio, con lo que el control de la seguridad quedará en manos del Ejército y la policía iraquí. Y en diciembre las elecciones generales serán una nueva prueba de fuego para el primer ministro Nuri al Maliki y su plan de reconciliación nacional.

Mientras, para salir del Iraq de abril de 2009, hay que pasar siete controles de maletas y cacheos mientras te acercas, poco a poco, a la puerta de embarque; que calcular estar en el primer check point que sólo pueden pasar vehículos con un badge- una acreditación instaurada por los estadounidenses que se ha convertido en algo más valioso que su propio carnet de identidad- unas cuatro horas antes de que salga el avión. Buena suerte Iraq.

Irak, seis años después

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