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Crónica:

Bagdad, seis años después: Sahua, la'policía del pueblo' (27/4/2009)

Sigue las crónicas de la enviada especial de Cadena SER a Bagdad en CADENASER.com

(CARLA FIBLA / CADENA SER)

No llevan un uniforme específico porque cuando Estados Unidos creo en 2006 esta nueva fuerza del orden les entregaron uno de color caqui o incluso el del Ejército iraquí, sin ningún distintivo en el brazo con la palabra Sahua (que en árabe significa "despertar").

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Formado por ex miembros de la resistencia y de las tribus sunníes, las brigadas Sahua, aceptaron colaborar con la fuerza ocupante cuando vieron que el país había caído en el desorden absoluto. "No era un problema de religión, sino que primero hubo ajustes de cuentas de la época de Saddam y luego alguien pagaba 100 dólares a un criminal para que matara a un sunní o a un chíi", explica Brahim sobre el caos que vivió el país en 2006 y 2007.

El pacto con Estado Unidos llegó porque en los barrios de mayoría sunní los jóvenes habían perdido sus empleos, reinaba el miedo y no tenían suficientes medios para combatir a las milicias chiíes, y sobre todo a las bandas externas, a Al Qaeda, que aprovechaba la huída de los ciudadanos para alquilar casas desde las que organizaron batallas campales.

Son jóvenes del barrio, formados para, aprovechando la confianza de los vecinos, localizar a los que organizan los atentados y limpiar la zona. El barrio bagdadí de Addamiya alberga a unos mil Sahuas (en la capital hay 120.000), que vigilan día y noche que se mantenga el orden. Algunos apostados en los puestos de control de acceso a la zona, otros infiltrados en las calles, atentos a cualquier anomalía. "Desde que Estados Unidos entregó el dossier del Sahua al Gobierno iraquí [en noviembre de 2008] tenemos muchos problemas. Hace dos meses que no cobramos el sueldo (300 dólares) y es complicado que los militares, con los que compartimos la vigilancia a la entrada del barrio, entiendan que nosotros controlamos la seguridad", asegura Omar tras dos años trabajando en el Sahua, actual jefe del check point de la mezquita del imán al Addam.

Después de dar un paseo por la calle principal, comprobando el trato cercano de Omar con los vecinos, que le cuentan si alguien está creando problemas, si hay amenazas, vemos como este policía "de proximidad" genera una confianza que se hace extraña en la violenta ciudad en la que se ha convertido Bagdad. "En el puesto de control tenemos muchos problemas con los militares pero mantenemos un teléfono directo con las tropas estadounidenses y cuando vemos que dejan pasar un pick up blanco con los cristales oscuros sin comprobar quién va dentro, o que permiten el paso a miembros de las milicias chiíes, avisamos a los americanos".

Es curioso que en este complejo Iraq, los que hayan restablecido el orden sean los cómplices de Estados Unidos, a los que no se considera traidores por colaborar con la fuerza ocupante, y que son capaces de mantener un discurso a favor de la resistencia del pueblo algo contradictorio teniendo en cuenta cómo nacieron.

"Tengo cuatro hijos en el Sahua. Son ellos los que echaron a Al Qaeda de Addamiya. Nos protegen", afirma sin admitir su vinculación con Estados Unidos Brahim, sentado en la puerta de su casa. Parece como si las brigadas Sahua, a pesar de la evidente cercanía en su creación y desarrollo con Estados Unidos, hubieran logrado crearse una identidad propia, basada en el apoyo a los ciudadanos, al margen de la corrupción y el "todo vale" en el que se ha convertido este país.

Algo que deja de ser tan idílico cuando nos acercamos a Dora, que alberga la principal planta eléctrica de la ciudad, para hablar con Mustafa As-Sabib, jefe de las Brigadas Sahua en la zona. Para llegar a la vivienda atravesamos caminos de tierra no cultivada, llenos de agujeros que obligan a ir a muy poca velocidad, dejamos a un lado un impresionante palmeral que perteneció a Saddam Hussein, los miembros del Sahua que nos acompañan van en un coche delante que nos abre el paso en cada control. Pasamos por la carretera que une Bagdad con Faluya y Ramadi, flanqueada en algunos tramos por los bloques de hormigón que han invadido Bagdad, y cuyo tráfico controla únicamente el Sahua. Así llegamos a lo que parece el feudo de Mustafa As-Sabib, un ex alto cargo del Ejército de Saddam, reconvertido en colaboracionista de la fuerza de ocupación.

"Personalmente y como miembro del Sahua creo que EEUU tiene que irse ya de Iraq. Nosotros no tenemos ninguna relación con los servicios secretos estadounidense, ahora dependemos del Gobierno iraquí", declara en un tono de haberse aprendido bien la lección después de reconocer que sin la ayuda de las tropas estadounidenses no habrían podido controlar la zona y confiado en que: "ahora que la gente ya no tiene miedo de los terroristas", les permitirá controlar al situación cuando los estadounidenses se vayan.

Un miembro del Sahua nos enseña un vídeo en su móvil. Es Adan al-Mashahadani, responsable del Sahua en el barrio Fadel de Bagdad, que hace unas semanas fue detenido porque como no percibían el sueldo desde hacía meses decidió cobrar a los habitantes por la protección. Como si se tratara de una banda mafiosa, todo vale en este Iraq sin ley, recaudó durante semanas dinero de los vecinos para mantener la seguridad y seguir normalizando la vida en el barrio restableciendo, por ejemplo, la electricidad. "Desde que se fueron los de Sahua porque detuvieron a su jefe, el barrio es un caos. Vuelve a ser peligroso. Sólo controla el Ejército y no nos fiamos de ellos, de que puedan dejar entrar alguna bomba", declara un vecino desde los puestos de cambio de dinero de Kifah, un barrio chií colindante a Fadel.

 
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