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EEUU no logra sus objetivos comerciales en la Cumbre de las Américas

División entre los países latinoamericanos sobre la entrada en vigor del ALCA

La declaración final de la Cumbre de las Américas, centrada en los aspectos sociales del desarrollo y en el combate a la pobreza, propone una serie de iniciativas económicas para contribuir en estos objetivos, pero no fija una fecha de entrada en vigor del Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), tal y como quería EEUU. Bush ha visto también frenadas otras iniciativas, como la idea de excluir de estas citas a los países que no avancen lo suficiente en la lucha contra la corrupción.

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Lo que se ha visto en esta cumbre, según algunos participantes, es un tira y afloja entre Washington y Brasilia, a la que apoyaban Caracas y Buenos Aires, para imponer sus respectivas agendas. "Hay un pulso de poder entre Brasil, que quiere lograr un liderazgo en Latinoamérica cuando llegue el ALCA, y Estados Unidos, que quiere mantener su preponderancia en la región", declaró a EFE un diplomático sudamericano bajo la condición del anonimato.

En cuanto al ALCA, la alusión en los borradores de la declaración del objetivo de crear esta zona de libre cambio para enero de 2005, por insistencia de EEUU, se topó con el rechazo de Brasil y Venezuela. Al final, aunque la redacción final de la declaración no especifica una fecha concreta y se refiere sólo de forma general al acuerdo alcanzado en noviembre en la reunión ministerial del ALCA de Miami -que sí insiste en esa fecha-, el presidente venezolano Hugo Chávez dijo firmar la "Declaración de Nuevo León" con una "reserva" sobre ese punto, al igual que hizo en Miami y hace tres años en la Cumbre de Québec (Canadá).

Por su parte, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, suscribió finalmente la declaración por considerar que sólo da "continuidad" a lo acordado en Miami, donde su gobierno logró rebajar el perfil de esa iniciativa comercial haciendo que su creación se haga sobre la adopción de unos compromisos básicos.

Otro punto de controversia en la Cumbre Extraordinaria de las Américas y en el que Estados Unidos perdió su pulso fue en la propuesta que hizo de excluir de estas citas a los países que no avancen lo suficiente en la lucha contra la corrupción. Esta idea fue rápidamente rechazada por la mayoría de los países latinoamericanos, que vislumbraron una intencionalidad política en su aplicación por la dificultad de evaluar quién cumple.

Un compromiso innovador ha sido el de no acoger o extraditar a funcionarios corruptos y repatriar los capitales robados, así como reconocer el perjuicio que causa la corrupción en las grandes corporaciones. Los países deberán analizar los avances al respecto en la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en Argentina en 2005.

REDUCIR EL COSTE DEL ENVÍO DE REMESAS

Entre los compromisos concretos de la Cumbre de las Américas destaca, por ejemplo, el compromiso de los presidentes -mediante medidas de fomento de la competencia-, de reducir a la mitad los costos de los envíos de remesas de los emigrantes a sus países. Para la consecución de este objetivo, en la declaración figura el plazo de cuatro años "de ser posible", una fórmula de compromiso lograda en el particular pulso EEUU-Brasil, debido a la negativa inicial brasileña de establecer un plazo concreto.

La oposición de Venezuela a admitir una alusión al ALCA en la declaración final y un rifirrafe entre Chile y Bolivia restaron brillo a la Cumbre de las Américas, centrada en el desarrollo social y la lucha contra la pobreza.

En cuanto a desarrollo social, la propuesta que no prosperó fue la de Hugo Chávez de crear un Fondo Humanitario Internacional para responder a crisis de asistencia humanitaria, del cual los presidentes de las Américas "tomaron nota". Según algunos negociadores del documento, además de no saberse de dónde provendría el capital para financiar ese fondo y sus mecanismos de funcionamiento, el mismo nombre le resta seriedad a la propuesta por su parecido al del FMI.

UNA SALIDA AL MAR

Si el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no era el tema central de la reunión clausurada el martes en Monterrey, la mediterraneidad boliviana estaba totalmente fuera de la agenda de los presidentes de los 34 países americanos (todos menos Cuba).

Un llamamiento quizá demasiado directo del presidente boliviano, Carlos Mesa, a su colega chileno, Ricardo Lagos, para buscar "una solución definitiva" al problema de su salida al mar, que perdió en el siglo XIX, suscitó una contestación de éste, algo que el gobierno de Santiago no hacía en un foro internacional en muchos años.

El presidente venezolano, Hugo Chávez, que en apoyo de la postura boliviana ya había calentado los ánimos al respecto antes de la cumbre, terció tras la clausura del encuentro acusando a Lagos de mentir y dijo no importarle una ruptura de relaciones con Chile. "A Bolivia le quitaron el mar. Está escrito. Lagos no dice la verdad", afirmó Chávez.

 
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