"¡Qué explosión de sabor! ¡Están de cojones!": los mejores y peores recuerdos gastronómicos de Inés Hernand

Madrid

Inés Hernand impresionó al jurado de MasterChef con el menú que preparó para ganar la final de la edición Celebrity. Pero fue el postre Zona de confort —un bizcocho de judía pocha con helado de judía blanca de El Barco de Ávila, gelatina de lichis, sopa fría de cereza y un techo de isolmalt con flores— lo que más emocionó a Pepe Rodríguez (El Bohío): "¡Qué burrada! ¡Qué gusto! ¡Cómo funciona! ¡Qué pequeño soy! Yo no sería capaz de hacer esa combinación y que funcione y que sea fresco, refrescante, floral... ¡Me cago en la mar salada, cabrita! Este postre es de los mejores platos que hemos tomado en mucho tiempo. Esto es un 10".

El chef de Diverxo, Dabiz Muñoz, que acudió como invitado especial a la final del programa, se pronunció en esa misma línea: "¡Qué fantasía es esta, Inés! ¡Qué rico, qué sorprendente, qué inteligente, qué inesperado! Esto es de alguien que demuestra afán de superación y chispa, enhorabuena".

Su paso por Masterchef Celebrity, según ha reconocido en la entrevista concedida a Gastro SER, ha marcado un antes y un después en su relación con la cocina: "Antes mi cocina era subsistencia, de supervivencia. Era una relación mediocre porque, al final, vivo en un piso de 43 metros cuadrados en el que solo hay dos fueguecitos y eso no deja mucho margen para el virtuosismo".

"Me gusta mucho el jame-jame"

Pero el hecho de que no preparar grandes platos —cita el arroz a la cubana como uno de los más habituales— no significa que no apreciara la buena cocina. "Cuando empecé a ganar un poco de moneda empecé a echarla en buenos restaurantes porque me gusta mucho el jame-jame", explica. "Uno de mis primeros restaurantes buenos, de hecho, fue el Àbac en Barcelona. La gastronomía, a ese nivel, me parece una obra de arte".

La presentadora del Benidorm Fest asegura que también tiene croquetas caseras en el congelador, pero al preguntarle por su plato estrella presume de lentejas. "Me parece un plato nutricionalmente muy completo y yo las aguisanto bastante", explica. "Les echo zanahoria, un poquito de patata, cebolla, laurel y un sofritito de pimiento. Me gustan vegetas, pero alguna vez sí les pongo jamón rico-rico. Lo que no me gusta es que se engrasen. ¡Hay que quitarles la espumilla! Pero sí, me gustan bastante y, además, aguantan un montón".

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Inés Hernand aprendió a hacer lentejas con su abuela, a quien recuerda ver toda una mañana cocinando, y no con el objetivo de "resolver" sino por "algo más". Tiene claro que "cuando las cosas se hacen con cariño", se nota. Al preguntarle por un buen recuerdo de su infancia o de su juventud, de todas formas, se le vienen a la mente "los sesos rebozados al punto de nieve". Algo que no ha vuelto a probar, pero que no olvida.

"Ella era de Ávila, así que he comido mucha patata revolcona, judiones de El Barco de Ávila y también mucha carne de cerdo", explica. "Mi abuela vivía en un pueblo que se salvó, en la época de la Guerra, porque su padre cargó con tres cerdos que se habían quedado atrapados coincidiendo con una gran nevada. ¡Igual se hizo 20 kilómetros andando! Así que mi abuela sabía cocinar manitas, oreja, entresijos... ¡Toda la casquería!".

Obsesionada con una frase de Martín Berasategui

A quien sienta repulsión por ese tipo de cocina le recuerda que "el matadero de Campofrío" es mucho peor y, de hecho, habla con sumo respeto de la cocina del chef Javi Estévez en La Tasquería.

La ganadora de Masterchef Celebrity 9 sostiene que no es "vegana ni vegetariana", pero sí defiende una "conciencia activa" que le lleva a reducir el consumo y a priorizar todo lo local. De un tiempo a esta parte, de hecho, vive obsesionada con una frase de Martín Berasategui sobre la relación entre la gastronomía y sus efectos en el entorno y en nuestra salud.

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"Cuando voy a comprar me acuerdo de Martín Berasategui... y cuando estoy subiendo el carrito por la cuesta, me acuerdo de los muertos de Martín Berasategui", dice entre risas. "Voy siempre a una frutería de la calle Noviciado y traen unos tomates 'Sabor del Año 2024' que, ¡joder, qué explosión de sabor! ¡Están de cojones! Me emociono... Es que soy tauro. No quiero justificarme, pero soy así".

Al preguntarle por buenos recuerdos también hablo de los yogures Alpro —su última obsesión— y de una cena con Alaska en el hotel Don Pacho de Benidorm. Pero también ha tenido experiencias desagradables, como todas las veces que ha tenido que comer de pie por culpa del trabajo... o las ciabattas con toppings y las jacked potatoes de su época londinense: "Cuando huelo esa especie de salsa tártara con atún... Me dan recuerdos de Vietnam. ¡Arrg! ¡No puedo!".