El alegato de Inés Hernand a favor de la cocina: "En la era hipermoderna del todo 'fast', la revolución es poner pausa"
La ganadora de MasterChef Celebrity 9 habla de su relación con Cristina Cifuentes, de los platos de su abuela y de un buen consejo de Martín Berasategui que tiene presente cada vez que sale a hacer la compra
Madrid
El currículum de Inés Hernand es bastante variopinto: abogada, youtuber, influencer, presentadora del Benidorm Fest, colaboradora de Hora 25, codirectora del pódcast Saldremos mejores, ganadora de un Ondas y, desde hace poco, vendedora de MasterChef Celebrity 9. Pero lo que más tiempo ha sido, según dice ella misma, es camarera porque, después de pasar por Telepizza o Foster Hollywood, acabó detrás de la barra de un pub irlandés en Londres. Siete años de periplo por un sector que le han permitido conocer a fondo su precariedad y que le han servido para militar en el equipo rojo (con delantal o sin él).
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Su discurso es un auténtico vendaval con referencias continuas al respeto, lo colectivo, el bien común... Fue por eso, precisamente, por lo que sorprendió tanto su participación en MasterChef. "Se presentó esa oportunidad y creo que, cuando hay verdad en tu relato, tienes un poder transformador", explica en la entrevista concedida a Gastro SER. "Estoy, como todo el mundo, en la extorsión trabajo-renta y hay que seguir trabajando".
Su intuición, de todas formas, le dijo que podía acabar yéndole muy bien... ¡y acertó! Cuando todo el mundo esperaba que de su relación con la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes saltaran chispas, además, Inés Hernand sorprendió con un recital de mano izquierda y empatía del que, a día de hoy, se siente muy orgullosa. "Todos tenemos compañeros de nuestra cuerda política o moral que nos caen soberanamente mal. Ella, en cambio, me cayó genuinamente bien".
El pico entre Jordi Cruz y Dabiz Muñoz
Pero, además de "trazar puentes", en MasterChef ha demostrado grandes dotes de cocina. En la final, por ejemplo, versionó las patatas a la importancia de su abuela, convirtió unas pechugas de pichón confitadas a baja temperatura en una reivindicación de la identidad y dejó con la boca abierta al jurado con un postre elaborado con judías, cerezas y lichis. Bueno, en realidad, no solo les dejó con la boca abierta: también hizo que Jordi Cruz y Dabiz Muñoz dejaran definitivamente atrás viejas polémicas y se dieran un pico delante de toda España. "¡Queer passing!", bromea en Gastro SER.
Gastro SER | Inés Hernand y el equipo rojo
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Después de pasar por el programa, de todas formas, asegura que su relación con la cocina ha mejorado y que vive obsesionada con una frase de Martín Berasategui sobre la relación entre la gastronomía y sus efectos en el entorno y en nuestra salud. "Cuando voy a comprar me acuerdo de Martín Berasategui... y cuando estoy subiendo el carrito por la cuesta, me acuerdo de los muertos de Martín Berasategui", dice entre risas.
"Me he dado cuenta de que sí puedo cambiar el mundo desde mi cocina. La revolución empieza ahí", asegura. "Si compras ciertos productos, obviamente lo pagas. También hay brecha de clase en los alimentos... Pero la causa de la cocina es importantísima y, en un mundo en el que todo tiene que ser ya, con una industria caníbal que te bombardea con anuncios de Glovo a costa de la precariedad de todo el mundo, todo pasa por poner pausa".
"Un McDonalds por el culo"
Inés Hernand lamenta que mucha gente no pueda permitirse el lujo de "comer bien" ni tampoco de pararse a reflexionar, y acabe metiéndose "un McDonalds por el culo" porque eso tiene graves efectos sobre la salud. "Se nota mucho cuando las cosas se hacen con cariño. Por eso reivindico la cocina. Porque es poner pausa en la era hipermoderna del fast: fast fashion, fast food, fast relationship ('ya me das igual, seguro que encuentro algo mejor'). Cuando haces un buen caldo y lo dejas reposar una horas... o cuando mi abuela volcaba todo lo que sabía en un cocinado de tres horas... No era para resolver. Era algo más".
Tampoco se muerde la lengua al preguntarle por el cambio climático: "No soy opitimista. Estoy entristecida y preocupada. Cuando ves a la gente llegar en jet privado a la COP de lugares como Azerbaiyán o Abu Dabi... ¡Si parece un meme! ¿Os metéis con mi relación con Cifuentes y no con eso? Pero, aunque el mundo esté muy mal, claro que podemos hacer cosas. Empezando por un cambio en el consumo, no solo alimentario, y luego con el mayor de los ejercicios, que es tu voto".
Al preguntarle por sus filias y fobias gastronómicas, Inés Hernand recuerda con pesar todas las veces que ha tenido que comer de pie, y también las ciabattas y las jacked potatoes de su época londinense: "Cuando huelo esa especie de salsa tártara con atún... ¡No puedo!".
Pero la cocina también le trae muy buenos recuerdos, como los sesos rebozados al punto de nieve —un plato de su abuela que no ha vuelto a probar—, los yogures vegetales Alpro —su última obsesión— o la cena que compartió con Alaska —"un icono" en el Hotel Don Pacho de Benidorm.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...