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De los dulces conventuales a la cocina asiática para llevar: así se han reinventado las monjas Carmelitas de Granada

La priora del monasterio ya ha aprendido a hacer su nuevo plato estrella: el sushi

La priora de las Carmelitas, sor María Dolores(d) y Sor Mónica, de Filipinas, en el Monasterio de las Carmelitas de Granada. / MIGUELANGEL MOLINA EFE

Madrid

Al llamar (por error) al convento de las Carmelitas Descalzas de Granada, una monja —paciente y bondadosa— pide que no llame nadie más porque las que cocinan sushi no son ellas, sino "las Carmelitas a secas... o calzadas". Pero la segunda llamada (al número correcto, esta vez sí) tampoco genera mucha ilusión porque a Sor María Dolores le han pedido que no conceda más entrevistas. Dos breves conversaciones que confirman la envergadura del boom de popularidad que ha alcanzado su cocina.

Todo empezó en agosto, cuando, ante el escaso nivel de ventas de su repostería tradicional, las Carmelitas de Granada decidieron introducir nuevos platos con los que aumentar sus ingresos. Pero cinco de las monjas son originarias de Filipinas y propusieron cocinar platos asiáticos para desmarcarse de la oferta habitual y sorprender. A Sor María Dolores, la priora, le pareció bien.

"En verano no vendimos mucho porque la gente estaba de vacaciones, pero ahora, con tanta propaganda, se está vendiendo bastante, bastante", explica. "Sobre todo, el sushi. Una ración de 20 porciones vale 15 euros. Nos lo encargan por teléfono y nosotras les decimos si pueden venir en el día o al día siguiente".

Auténtica cocina filipina

El sushi de las Carmelitas de Granada lleva "arroz, mango, zanahoria, pepino, algas y surimi". Pero no es el único plato asiático que tiene en carta. A quien llame al 620509080 le saludarán con un "Ave María Purísima" y, a continuación, podrá pedir un pork belly sándwich (5,50 euros), sizzling tofu (12), tonkatsu (15), cerdo teriyaki (15) o vegetarian rolls (10), y también platos tradicionales de Filipinas, como el humba (guiso de cerdo con frijoles y flor de plátano) o el sotanghon (la versión filipina de la sopa de fideos con pollo). ¡La oferta es amplísima!

Oferta de La Cocina de Mucar.

En el Monasterio de las Carmelitas de Granada, fundado en 1508 y situado en el barrio del Realejo, en los alrededores de la Alhambra, viven siete monjas de clausura (dos de ellas con discapacidad) a las que, por lo que cuenta, Sor María Dolores, les venía costando afrontar los gastos corrientes. Pero la cocina oriental ha cambiado las cosas.

Yemas, mantecados y noodles

"¿Cómo me iba yo a imaginar que acabaríamos haciendo sushi?", reconoce la priora, que lleva toda la vida elaborando dulces conventuales de los de toda la vida: yemas, trufas, delicias de la casa, alfajores, mantecados, polvorones, licores, mermelada de calabaza... El problema era que todos esos productos se vendían en momentos muy concretos del año. Ahora mismo, de hecho, ya están preparando la campaña de Navidad. Con los noodles y el resto de especialidades asiáticas, en cambio, han logrado desestacionalizar sus servicios.

Pero, entre rezo y rezo, no solo han aprendido a preparar sushi o guisos filipinos, sino que los han incorporado a su propia dieta. "Al cortar, los trozos del principio y del final salen peor, y en vez de tirarlos, lo aprovechamos y nos lo comemos", explica Sor María Dolores.

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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