Marta Clot: ansiedad climática y apología del porrón
La sumiller catalana ha conseguido conectar con miles de jóvenes gracias a su actitud hedonista y a sus chistes malos
Madrid
Marta Clot se ha convertido en la prescriptora de vinos favorita para miles de jóvenes. Un fenómeno que empezó en Cataluña (y en catalán) con la cuenta Vi i comapnyia, pero que en los últimos meses ha crecido exponencialmente (200.000 seguidores) con la cuenta que lleva su nombre. ¿El secreto? Posiblemente, una mezcla de ilusión, cercanía y —¡esto es clave!— chistes malos.
Los vídeos de la influencer catalana incluyen consejos para beber vinos buenos y baratos, curiosidades (como el uso del corcho en las naves espaciales o el motivo por el que las botellas son de 75 centilitros) y mucha divulgación sobre el proceso de elaboración.
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Pero Marta Clot tiene claro que su objetivo, más que gustar a los que ya son aficionados al vino, pasa por conquistar a un público más indiferente, y es ahí donde despliega sus dotes humorísticas con memes del para Francisco, miradas dignas de un GIF o bromas como la de que bebe mucho vino para suplir el "defecto genético" de que su cuerpo no sea capaz de sintetizar su propio alcohol.
"Flipando"
En otro de sus vídeos, botella en mano y dentro de un supermercado, anuncia que va a explicar cómo quitarle la anilla de seguridad a un vino... para, a continuación, desvela que el método infalible es pasar por cajar y pagar con tarjeta. "¡Sinvergüenza!", espeta al final.
Gastro 25 | Marta Clot y el vino con porrón
30:05
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Marta Clot acaba de cumplir 30 años y es de Granollers (Barcelona), una ciudad del área metropolitana que carece de conexiones directas con el mundo del vino. Para ella, que prefería beber cerveza y se dedicaba a la pastelería, de hecho, era un mundo totalmente ajeno. Pero se apuntó a un curso de introducción y se quedó "flipando con la magnitud y la diversidad" del sector.
Siguió formándose y cuanto más aprendía, más se maravillaba. Un entusiasmo que no solo mantiene, sino que ha conseguido trasladar a las redes sociales, en las que se expresa de forma muy natural. "Lo cuento como si estuviese hablando con mis amigas", explica en la entrevista concedida a Gastro SER. "El vino siempre ha sido algo popular y no sé qué ha pasado, pero esto ha cambiado muchísimo. ¿Por qué seguir alejándonos de la gente? Hay que hablar de tú a tú y tener en cuenta que se trata de algo ligado a la tierra, al patrimonio y a la cultura".
Porrón y 'cheesecake'
Una de sus herramientas favoritas para conseguirlo, de hecho, es el porrón. "Tengo dos en casa y también porrones pequeñitos para que las hijas de mi prima practiquen con el mosto. ¡Hay una que promete!", explica. "El porrón aporta diversión. Ayuda a romper el hielo. El sábado celebré mi cumpleaños y saqué un porrón. ¡La de risas que te echas! Con las catas en porrón te ríes muchísimo y reivindicas nuestra identidad".
La influencer catalana apela a la responsabilidad individual para que cada uno se informe y consuma como quiera. Ella se limita a promover la riqueza vinícola del país y a fomentar el hedonismo. Para celebrar su 30 cumpleaños, de hecho, organizó una cata de vermuts, descorchó un cava que ronda los 10 euros (Forns Raventós) y acabó combinando cheesecake con vinos dulces.
Nada exclusivo porque, a diferencia de lo que pasa con otros muchos influencers del mundo del vino, Marta Clot no presume de haber probado vinos caros. Ella prefiere conectar con su público explicando el bulo de las clientas de un restaurante que se tomaron tres botellas de un vino de 22.000 euros pensando que valía solo 22. O proponiendo alternativas baratas a best sellers del supermercado, como Mar de Frades. "También hay que tener en cuenta qué hay detrás de la botella, pero no hay por qué gastarse 50 euros. Por 5 o 6 euros también puedes disfrutar".
"No sé qué va a pasar, pero no va a ser bueno"
"¿Kalimotxo? ¡Kalimotxo siempre!", responde con entusiasmo. "Si estás de fiesta, ¿por qué no? Sería una lástima quedarse solo en el kalimotxo porque también hay grandes vinos, pero me gusta mucho mezclar. El Charlotte, por ejemplo, es vino tinto con un chorrito de grosella, en copa de Martini. Y el Royal es una mezcla de espumoso con grosella"...
A quien tenga pensado viajar por Cataluña con el objetivo de hacer enoturismo le recomienda alquilar un coche y empezar por Alella ("desde el wine bar de Alta Alella se ve el mar") para luego pasar por Sant Sadurní d'Anoia y Vilafranca del Penedés y explorar la capital del cava y visitar bodegas que trabajan muy bien, pero que han abandonado el Consejo Regulador, como Gramona o Recaredo. "Si eres más de mar, vete al Empordà. Y si no, al Priorat y a la Terra Alta. ¡En el pequeño pueblo de Batea hay más de 20 bodegas!".
Con lo que no bromea es con el cambio climático: "Este año ha sido horroroso. Los viticultores están fatal. Si lo pienso mucho, me da ansiedad. Cuando tenga 90 años, si es que llego, todo habrá cambiado muchísimo. Ya estamos cultivando variedades autóctonas y estamos buscando más altitud. No sé qué va a pasar, pero no va a ser bueno".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...