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No Aspas, no party

La leyenda del Celta fue suplente en el Celta-Real Sociedad de Copa

PALMA, 13/01/2024.- El delantero del Celta Iago Aspas (d) celebra el primer gol de su equipo durante el partido de LaLiga entre el Mallorca y el Celta que se disputa este sábado en el estadio de Son Moix. EFE/CATI CLADERA / CATI CLADERA EFE

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“Su nombre es símbolo de nuestro club, nuestro hogar y la ciudad. Sus valores son los valores del club y representa todo lo bueno de este club”. Estas palabras que bien podrían ser para Iago Aspas del presidente o presidenta a la que le toque anunciar algún homenaje futuro al jugador más importante de la historia. Pero no; son las palabras que el dueño norteamericano del Liverpool dijo de la leyenda Kenny Dalglish cuando la propiedad del club decidió que la grada Centenary Stand pasase a llamarse Kenny Dalglish Stand.

El escocés es una de esas leyendas que trasciende más allá de sus coetáneos o las generaciones que lo vieron jugar. Benítez pudo vivir en primera persona en Liverpool la admiración y el respeto con el que se trata en los clubes británicos y en la Premier en general, a los jugadores que se convierten en leyendas. En Newcastle pudo comprobar la absoluta admiración y devoción por el mito Alan Shearer. Su estatua está en las afueras de St James´Park para rendir culto al máximo goleador en la historia de las Urracas.

En su cruce del lado del río Mersey para ir a entrenar al Everton, su última experiencia antes de recalar en Vigo, pudo comprobar el técnico madrileño el profundo respeto y la profunda admiración por la figura de Dixie Dean. La estatua del mejor jugador de la historia del Everton que marcó 349 goles en 399 partidos luce a las puertas de Goodison Park.

Tanto Shearer como Dean comparten una característica muy importante: Shearer es de Newcastle Upon Tyne y Dean era de Birkenhead, una villa del distrito de Wirral en Merseyside. Es decir eran jugadores nacidos en las ciudades donde acabaron jugando y convirtiéndose en leyendas. Eran los clubes en los que habían soñado jugar de pequeños aunque, en el caso de Shearer, le costó poder hacerlo y tuvo que irse al Southampton. Pero acabó regresando y pudo cumplir su sueño.

Y esa admiración casi reverencial por sus mitos y leyendas, Benítez lo vivió en primera persona. Como también le pasó con Steven Gerrard, otro jugador nacido en Liverpool y que entró a los 9 años en la academia de los Reds. Por eso sorprende la falta de tacto, empatía e incluso respeto futbolístico a una leyenda del Celta como Iago Aspas.

El propio Mostovoi, el único que le puede disputar el título de mejor jugador de la historia del club, dice que es el de Moaña el mejor jugador. Por eso llama la atención que, en el partido más ilusionante de los durísimos últimos cinco años, Iago Aspas se quedase en el banquillo y saliese al campo cuando ya estaba el partido llevaba una hora y cinco minutos de nihilismo futbolístico.

Todo el mundo es consciente que Iago Aspas está en la recta final de su carrera, como le ha pasado a tantos jugadores y a leyendas celestes como Gudelj, Mostovoi, Berizzo, Mazinho o, antes, a los Maté, Vicente, Lucas, Atilano o Patxi Salinas. Todo el mundo sabe que cada vez va quedando menos para su adiós y, gestionarlo también es algo muy importante. El tacto, la empatía y el respeto a los símbolos de un club son sagrados en el fútbol. Sea Anfield, Goodison Park, St James´Park o Balaídos. Y sorprende ver que con Iago Aspas no se está teniendo ese tacto estos meses. Las leyendas hacen grande a los clubes y, si además son de allí, consiguen un fuerte arraigo identitario con la cantera. Iago Aspas es el máximo goleador de la historia celeste, el mejor jugador y el faro que le ha evitado al club tener que pagar en el infierno de Segunda una factura que podría quebrar al club por muchos años. Es decir, Iago Aspas fue el conseguidor de permanencias casi impensables o imposibles. Sus goles y asistencias, su tirar del carro le han salvado al club muchos millones de euros.

Por eso Iago Aspas se merecía, en esos cuartos de final de Copa del Rey, algo más que calentar la banda mientras el Celta parecía un zombie persiguiendo sombras. El Celta era un boxeador noqueado que solamente buscaba irse contra las cuerdas, usar el clinch para trabar el boxeo de larga, media y corta distancia de la Real Sociedad. Y, mientras, Balaídos se desesperaba y el equipo deambulaba por un páramo futbolístico, Iago daba indicaciones desde el banquillo, Iago salía a protestar o Iago comenzó, bien entrada la segunda parte, a calentar. Hasta el minuto 65 no salió al campo. Lo hizo con el 0-1 y dos minutos antes del 0-2. Complicada la misión imposible que le encomendaron al de Moaña.

Decía un tuitero que mientras Aspas veía desde el banquillo el partido más ilusionante para el celtismo en 5 años, Jailson estaba en el campo intentando ubicarse.

Todo el mundo es consciente de que el final se acerca. Pero es obligación del club cuidar y tener tacto con el jugador más importante de la historia del club. Aspas es y será suplente en muchos partidos, en otro tendrá que ser sustituido y Balaídos ya lo asume como algo normal. Pero de ahí al ninguneo copero en Sestao, Amorebieta, Mestalla o Real Sociedad va un trecho. Nadie habla tampoco de cariño o admiración de Rafa Benítez por Aspas, porque es un recién llegado al club y no ha vivido, por ejemplo, lo que sí vivió Berizzo como jugador. De ahí aquel mítico abrazo de Krasnodar cuando Aspas marca el 0-2 o aquel valiente abrazo de Aspas cuando marca en el partido del adiós del Toto.

Las lágrimas de Aspas en Old Trafford o el día del Villarreal fueron las nuestras. Sus goles y asistencias, nuestra tabla de salvación o nuestras muescas de ilusión. Si le preguntas a un aficionado del Liverpool, del Everton o del Newcastle por Dalglish, Dixie Dean o Alan Shearer ya se sabe cuál va a ser la respuesta. Sus aficionados se sentarán en la Dalglish Stand, pasarán por delante de la estatua de Dean en Goodison Park o de la de Shearer en St James´Park. Los coetáneos le contarán a las nuevas generaciones que ellos vieron jugar a esas leyendas. Tengamos tacto y empatía con Iago Aspas que es tenerlo con la historia de este centenario club.

 
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