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Mallorca-1 Celta-1

Aspas y Tapia le dan un punto a un Celta gris

El Celta saca un buen empate en un Son Moix que sigue siendo gafe

PALMA, 13/01/2024.- El delantero del Celta Iago Aspas (d) celebra el primer gol de su equipo durante el partido de LaLiga entre el Mallorca y el Celta que se disputa este sábado en el estadio de Son Moix. EFE/CATI CLADERA / CATI CLADERA EFE

Vigo

El Celta rompió el “maleficio Aguirre”. El técnico mexicano, en su regreso a La Liga, le había tomado el pulso al equipo celeste. Tres partidos contra el Mallorca y tres derrotas, las tres por el mismo resultado: 1-0. El pasado año el vasco Aguirre ganó 1-0 en Son Moix y 0-1 en Balaídos; esta temporada ídem en Vigo. Por eso era complicado el enfrentarse a un equipo que sabe como maniatar a los celestes.

Con lo que no contaba el Mallorca es que volviese a aparecer Iago Aspas. Después de un saque de Guaita desde su portería, Manu Sánchez la pelea, la roba, Larsen asiste a Aspas que marca un auténtico golazo desde la frontal. Era el 0-1 en el minuto 10. El delantero de Moaña marcaba por segunda jornada consecutiva y ya suma 3 goles y 4 asistencias en Liga.

Y poco más del Celta en ataque se puede contar. Los de Benítez se pusieron el mono defensivo y evocaron a aquel Celta de Maguregui que puso de moda lo del autobús ochentero. Con defensa de cinco, doble pivote, con Larsen en banda y Carles Pérez solo preocupado de tapar a Lato, los de Benítez renunciaron por completo a atacar. El Mallorca lo intentaba si bien es cierto que sin tener ocasiones claras de gol. Pero cada vez llegaba con más facilidad y asiduidad a la frontal del área celeste. Y cuando estábamos en los minutos en los que los técnicos italianos ponen doble candado en sus puertas, el Celta volvió a demostrar fragilidad y se vio sorprendido con un balón en largo. Gio sale de su posición de central para hacer de carrilero y su asistencia la enchufó Larin. Era el 1-1 en el minuto 44.

La segunda parte fue más igualada y mucho más fea. Un partido que acabó con 18 faltas por equipo, está claro que no pasará a la historia del fútbol. El Celta se defendió buscando neutralizar al Mallorca e intentar tener alguna contra. Pero sufrieron los celestes para parar a Larin. Guaita volvió a ser protagonista con dos paradas en dos mano a mano del canadiense. El portero valenciano volvió a ser clave.

La otra clave fue, como siempre, Renato Tapia que volvió a ser el jugador defensivo más determinante del equipo. Su despliegue físico evitó males mayores. Tal es su grado de confianza que incluso se atrevió con el lanzamiento de una falta desde la frontal que casi se la cuela a Rajkovic. Y poco más. Con el cambio de Aspas por Douvikas, que empieza a ser un clásico, el Celta renunció por completo a elaborar algo. Buscaba si acaso alguna contra aislada por velocidad, no por fútbol ni elaboración. Y así fue. Llegó en el 91 con una contra que Miguel puso a Larsen y el noruego se la dejó a Douvikas un poco escalonado. Se perdió la oportunidad pero el resultado, por los méritos contraídos por el Celta, es más que positivo.

Fue un punto de lucha, de trabajo, de brega con muy poco fútbol. Lo del fútbol de salón pasa a ser un fútbol de cocina o de hall. Más tosco, con más azulejo y más funcional. Un punto que le permite al Celta adelantar al Sevilla y hacerle al Cádiz un +2 a expensas de lo que hagan los de Sergio González.

El Celta rompió el maleficio Aguirre pero no el maleficio Son Moix. Lleva 20 años sin ganar allí y tendrá que esperar a ver si a la 21ª va la vencida.

 
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