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Así fue el interrogatorio de las tarjetas

El juez y el fiscal noquearon a Rato y Blesa en 10 minutos

El expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa a su salida de la Audiencia Nacional(EFE)

Tanto el juez Fernando Andreu como el fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, realizaron un "duro interrogatorio" que "desarboló" a los expresidentes de Caja Madrid y provocó la imposición de fianzas. "¿Cómo es posible que no conozca la Ley de Cajas, señor Rato?, ¡usted era el presidente!", afearon el juez y el fiscal sus evasivas a los dos expresidentes de la entidad, quienes alegaron "desconocimiento" de la situación. "El que no lo puede saber soy yo, señor Rato", le espetó el juez.

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Tanto Rodrigo Rato como Miguel Blesa acudieron ayer a su comparecencia como imputados en la Audiencia Nacional por el caso de las tarjetas fantasma de Caja Madrid y Bankia seguros de sí mismos y convencidos de que se trataba de un trámite más que cumplir, y la abandonaron con el rostro desencajado, acusados de ser los responsables del escándalo de las tarjetas y con millonarias impuestas fianzas bajo la amenaza de embargo. Acababan de sufrir un interrogatorio por parte del juez Fernando Andreu y del fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, que los "desarboló" y dejó "noqueados" a los 10 minutos del inicio de su comparecencia, según diversas fuentes presentes en la declaración. Un interrogatorio "cuyo visionado debería ser obligatorio para todo aspirante a las carreras fiscal o judicial", según las mismas fuentes.

Rato, de "dominador" a "desencajado"

El expresidente de Caja Madrid y Bankia, Rodrigo Rato, regaló una sonrisa a los abogados que esperaban en cuanto accedió a la sala. Según fuentes presentes en la misma, intentó mantener la misma actitud de "aplomo" y "seguridad" de su anterior comparecencia, cuando el 20 de diciembre de 2012 acudió ante los mismos juez y fiscal para explicar la fusión y salida a Bolsa de Bankia. Entonces pareció como si Rato estuviera "dando una conferencia", apoyando su mano en la barbilla o quitándose las gafas en un momento dado para enfatizar un argumento. Aquel día, ni Andreu ni Luzón fueron especialmente incisivos. Ayer, en la pieza separada de las tarjetas, todo cambió. La sala se dio cuenta en cuanto le leyeron sus derechos. La actitud era distinta. Las "evasivas" y "desconocimiento" de la opacidad alegados por Rato a las preguntas del juez y fiscal eran respondidas con datos, con la Ley de Cajas o los estatutos de la entidad en la mano. Con reproches constantes y el recordatorio de que era el presidente de la entidad y estaba obligado a conocer la operativa y que era injustificable que eludiera sus responsabilidades en atención a su cargo de principal dirigente tanto en Caja Madrid como en Bankia. Hasta 67 preguntas se preparó el magistrado en un cuestionario que no dejó cabo sin atar.

Rato "se metió en un jardín del que no supo salir", según las mismas fuentes, cuando alegó que su tarjeta fantasma formaba parte de su sueldo y "creía" que Caja Madrid le descontaba directamente los gastos del plástico de su nómina, que no revisaba. El juez, incrédulo ante el argumento, le afeó que "esta retribución elástica no existe" y le reprochó que tampoco aclarara cómo tributaba los cargos de la fantasma o quién podía disponer de tarjeta y de qué tipo. "¿Cómo es posible que no conozca usted la Ley de Cajas, señor Rato?", le dijo Andreu, "el artículo 24 establece que los consejeros no podrán originar percepciones distintas de las dietas por asistencia y desplazamiento"; "¿lo sabía, señor Rato?".

La sorpresa de Lazard

La actitud del exvicepresidente del Gobierno con Aznar fue cambiando, las evasivas eran constantes, y quedó "tocado" según las mismas fuentes cuando el fiscal, por sorpresa, le pidió explicaciones por el pago de 6 millones realizado a su cuenta por Lazard, el banco de inversiones que asesoró a Bankia, siendo Rato presidente, en la salida a Bolsa de la entidad y de cuya plantilla formó parte cuando abandonó el Fondo Monetario Internacional. Rodrigo Rato explicó que fueron un vencimiento de unos derechos sobre acciones adquiridas en 2008, que le ingresaron en cuenta en el año 2011.

El final adquirió tintes de drama para el expresidente de Bankia. "Con las formas perdidas", según varios letrados, Rato alzó la voz para responder al juez que "no podía saber" cómo le aplicaban las retenciones y la cuenta de quebrantos de la que se nutría su tarjeta oro. "El que no lo puede saber soy yo", contestó Andreu.

Miguel Blesa, de "chulesco" a "desarbolado"

El caso de Miguel Blesa fue similar al de Rodrigo Rato. Comenzó exhibiendo una actitud "segura, altanera y chulesca" según distintas fuentes consultadas, y terminó "desarbolado", llegando a afirmar "un inspector de Hacienda en excedencia", tal y como le recordó Luzón, que él "no sabía de contabilidad" para "eludir sus responsabilidades".

Blesa, según las mismas fuentes, también declaró que ni miraba su nómina ni atendía a la corrección de sus retenciones tributarias. En un momento dado llegó a minimizar de tal manera sus gastos de 436.700 euros con la tarjeta opaca que enervó a los interrogadores al afirmar que ese dinero "solo suponía el 2% de sus importantes ingresos anuales". La explicación de que "heredó" las tarjetas y que su utilización era una especie de tradición en la caja, una "práctica consuetudinaria" según las palabras de Blesa, tampoco convenció a Luzón y Andreu. El expresidente de Caja Madrid se ganó más de una reprimenda de ambos, como cuando aseguró, sobre la cuenta de quebrantos a la que se cargaban las visa oro que "no había ninguna cuenta opaca, todo es visible a quien lo analiza", o cuando intentó desviar cualquier responsabilidad, al aseverar que él no recibía "ninguna explicación" sobre la operativa de las tarjetas opaca o su gestión. ¡Oiga!, alzó la voz el fiscal, ¡usted era el presidente y las explicaciones tiene que darlas usted!.

Al terminar su comparecencia, el juez Andreu pronunció la frase que temen todos los imputados: "Ahora no se marche, espérese un momento". Era el preludio de la comunicación que recibiría poco después, junto a Rodrigo Rato. La imposición de una fianza de responsabilidad civil que suma 19 millones de euros para ambos con la advertencia de que deben depositarla antes del miércoles si no quieren ver embargados sus bienes, y ver con sus propios ojos el auto del juez quien les imputa por un delito continuado de administración desleal, que les responsabiliza directamente del fraude de las tarjetas hasta el punto que concluye que tanto Rodrigo Rato como Miguel Blesa "consintieron, aceptaron y propiciaron" el "uso indebido" de las tarjetas fantasma.

 
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