Un tsunami solar confirma que la sonda Voyager 1 está en el espacio interestelar
A 18.700 millones de kilómetros de distancia, se sigue conociendo su posición tras eventos como el tsunami solar ocurrido este miércoles
La sonda de la Agencia Espacial estadounidense (NASA), después de 36 años transcurridos desde su lanzamiento, el año pasado logró alcanzar el título de ser el primer objeto hecho por el hombre en entrar en el espacio interestelar y abandonar el sistema solar.
Más información
- Lanzado con éxito el satélite que detallará el dióxido de carbono de la atmósfera
- La NASA registra fallos en las pruebas de su nuevo sistema de aterrizaje en Marte
- La sonda espacial Kepler descubre la primera "Mega-Tierra"
- Lanzamiento con éxito de un cohete Ariane con 6,6 toneladas de carga útil
- Un asteroide "roza" otra vez la Tierra
El profesor de física en el instituto de Tecnología de California y anterior director del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, Edward C. Stone, partícipe también de la investigación desde 1972, comenta este evento: "La ola del tsunami toca el plasma como una campana". Si bien el instrumento de ondas de plasma nos permite medir la frecuencia de este sonido, el instrumento de rayos cósmicos revela lo que golpeó la campana, una onda de choque del sol."
"Normalmente, el espacio interestelar es como un lago tranquilo", añadió Stone. "Pero cuando nuestro sol emite una ráfaga, envía una onda de choque hacia el exterior que alcanza Voyager alrededor de un año más tarde. La onda hace que el plasma que rodea a la nave espacial produzca sonido."
Ha habido tres de estos "tsunamis" desde 2012, el tercero y último ha ayudado a la Agencia Espacial a confirmar algo que postuló a finales de 2013: que la Voyager es la primera nave terrestre en viajar al espacio interestelar. Al salir de la zona que se conoce como nuestra heliosfera, lugar en el que el viento solar empuja hacia atrás el denso plasma del espacio, generado por la muerte de estrellas hace millones de años, forma una cúpula protectora; la sonda, alejada de esta burbuja, ya en el espacio interestelar, no recibe apenas radiación solar excepto cuando ocurren estos sucesos.
El plasma de la zona interestelar es 40 veces más denso que el que se encuentra dentro de la cúpula de la heliosfera. Mediante instrumentos fabricados hace 37 años, se interpreta en que zona se encuentra la Voyager, puesto que el plasma es más denso y al ser golpeado por ondas de choque del Sol, produce una frecuencia sonora diferente.
Cabe destacar que la Voyager 1, cuya misión era estudiar Júpiter y Saturno, aún no está lo suficientemente lejos del sistema solar, aún le queda atravesar un gran anillo de cometas. Seguida por la Voyager 2, estas dos sondas continuarán se predice que hasta 2025, mandando datos lugares totalmente inexplorados por la raza humana, después, sin energía con la que seguir mandando información, la nave continuará su periplo por el espacio profundo sin que jamás volvamos a saber de ella.