Misas por Internet para paliar la falta de sacerdotes
El año pasado se ordenaron 131 curas en toda España, un 43% menos que hace una década
La crisis de vocaciones deja sin cura a 5.000 de las 23.000 parroquias repartidas por todo el país. Algunas diócesis comienzan a recurrir a laicos para dar la comunión en celebraciones litúrgicas sin eucaristía, mientras otros párrocos estudian la posibilidad de implantar la misa online para atender a sus feligreses mediante videoconferencias en los templos.
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En España hay poco más de 18.000 sacerdotes diocesanos, según los últimos datos de la Conferencia Episcopal. Es una cifra en declive permanente que no garantiza el relevo generacional en un colectivo cada vez más envejecido, cuya edad media se aproxima a los 65 años, y en el que las defunciones superan con creces las nuevas incorporaciones. En 2013 se ordenaron 131 sacerdotes en toda España, frente a los 227 que lo hicieron diez años antes, en 2003. Además, en el 42% de los seminarios diocesanos no hubo ni una sola incorporación. Una circunstancia que se repitió por prácticamente toda la geografía nacional, desde Avila a Bilbao, pasando por Burgos, Segovia, Girona, Huesca, Salamanca, San Sebastián, Valencia, Vitoria, Zamora, Zaragoza, Mallorca, Menorca o Sigüenza-Guadalajara, Tortosa o Solsona. En el otro lado de la balanza, Madrid con 17 nuevos sacerdotes, seguida por Toledo con 9 y Sevilla y Cartagena con 6 cada una, fueron las diócesis donde se registraron más ordenaciones.
La tendencia a la baja en las vocaciones comienza a resultar acuciante a la hora de atender las parroquias, sobre todo en el ámbito rural donde la dispersión de los núcleos de población obliga a los sacerdotes a hacer muchos kilómetros para atender a sus feligreses. En la diócesis de Salamanca, por ejemplo, sólo hay 95 sacerdotes en activo para atender el trabajo en 405 parroquias, 375 de ellas en el mundo rural. "No es raro encontrarnos con sacerdotes que tienen a su cargo 8 ó 10 parroquias, lo que hace completamente imposible dar la misa dominical en todas ellas", explica Tomás Durán, vicario de pastoral sacerdotal de la diócesis salmantina. Por ello, el obispado ha puesto en marcha unos cursos de formación para que sean laicos, tanto hombres como mujeres, los que "sustituyan" al párroco en las llamadas celebraciones de la palabra. "Se trata de celebraciones litúrgicas en las que se puede repartir la comunión con las formas que previamente ha consagrado el sacerdote, pero que no incluyen la eucaristía", explica Durán. "Hemos tomado esta decisión por dos motivos: uno es la escasez de sacerdotes, una situación evidente que no se puede negar, y por otro lado porque nos permite que los laicos se involucren de manera más activa en la actividad de las diócesis". De momento, 18 personas con edades comprendidas entre los 45 y los 70 años se han presentado a estos cursos de formación impartidos por la diócesis y una decena de ellas ya celebran estas "misas" dominicales para descargar de trabajo a los sacerdotes que no llegan a atender a todas sus parroquias.
Misas por Internet
En la comarca de Segarra, en la provincia de Lleida, el problema de falta de sacerdotes se repite desde hace años hasta el extremo de que a sus 78 años, el padre Eduardo Rivera, sigue conduciendo su vehículo para recorrer cada domingo unos 50 kilómetros y así intentar atender a los 250 vecinos de las ocho parroquias que tiene a su cargo. "Hay parroquias a las que voy todos los domingos, otras dos veces al mes, otras sólo cuando el mes tiene un quinto domingo y así me voy organizando", explica. Rivera, que forma parte con varios párrocos del denominado Fórum Ondara, explica que ahora están estudiando recurrir a las nuevas tecnologías para afrontar esta situación. "No hay aún una decisión tomada pero sí estamos evaluando la posibilidad de ofrecer misas por Internet. Se trataría de oficiar la misa en una parroquia y poder distribuirla en directo en videoconferencia a otras parroquias con la ayuda de Internet y unas pantallas", explica Rivera.
Sería en cualquier caso una solución meramente coyuntural para un problema de fondo que, a su juicio, sólo se solucionará si la Iglesia cambia radicalmente el mensaje y el envoltorio con el que se presentan los sacerdotes. "Entiendo que nuestro lenguaje, gestos y formas pueden resultar completamente ajenos a los jóvenes. La Iglesia tiene que cambiar, ser más abierta", explica Rivera, firme partidario de la ordenación de mujeres. "No cabe el machismo en la Iglesia, la mujer se ha incorporado a todos los campos y éste no puede ser una excepción. La Iglesia perdió a los obreros en el siglo XIX, hemos perdido a los jóvenes y ahora perderemos definitivamente a las mujeres si se les sigue relegando a un papel secundario".