Cinema America, a salvo de la demolición

Letras caídas, carteles de películas de hace años, pintadas en las fachadas, candados en las puertas. La estampa de un edificio cadavérico, entre cuyas paredes ha habido risas, llantos, besos, sueños. En definitiva, muerte donde antes hubo vida. Una historia que nos es familiar. Los cines cierran y en la mayoría de los casos son sustituidos por tiendas o por casas, como iba a ocurrir con Cinema America, en el popular barrio del Trastevere, en Roma. Para evitarlo, los vecinos ocuparon el cine hace más de un año y han conseguido que tanto el Ayuntamiento como la Región inicien los trámites para declarar la sala Bien de Interés Cultural, lo único que le salvará de la demolición. Ahí es cuando la historia deja de ser ficción para convertirse en realidad.

El Cinema America es la única sala de Roma del siglo XX que permanece íntegra. Edificada en los años 50 en el corazón de Trastevere, presumía de tener la pantalla panorámica más grande de la ciudad. Las sesiones eran continuas y en verano se abría el techo. Pronto se convirtió en el epicentro cultural del barrio en una época en la que la industria cinematográfica italiana pasaba por uno de sus mejores momentos.

Como pasó en el resto del mundo, la llegada de la televisión hizo que la gente no fuera al cine de forma tan asidua. Así, Italia, que llegó a convertirse en la segunda capital del mundo del cine, precedida sólo por América, empezó a tener medio vacías sus salas de cine. Internet hizo el resto.

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Desde el año 2000, el Cinema America estaba en estado de abandono. "Yo viví cerca del cine en el 2008 y verlo cerrado durante años y degradado daba miedo y mucha rabia. Cuando leí que en noviembre del 2012 lo habían ocupado, al principio me pareció algo temporal pero fue cobrando muchísima fuerza", cuenta Cristina Mampaso, una arquitecta española que también ha aportado su granito de arena para salvaguardar el edificio. Su proyecto fin de máster propone la rehabilitación del espacio en centro cultural y ha sido presentado como parte de la candidatura para demostrar que es posible darle el uso que los vecinos reclaman.

Porque los vecinos, sin duda, han sido la pieza clave. En 2004, una inmobiliaria adquirió el cine con la intención de demoler el edificio para construir 20 mini apartamentos de lujo con dos plantas de aparcamiento subterráneo y una galería de arte privada. Después de muchos años intentando que no se llevaran a cabo esas obras y tras la amenaza de las excavadoras, decidieron ocuparlo. "El objetivo no es vivir dentro porque no tienen casa, el objetivo es defender el derecho a la cultura en una ciudad que es un negocio para turistas", explica Cristina.

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Se trata de una ocupación meramente cultural pero, para que no entraran las máquinas en el momento menos esperado, unos 15 vecinos se rotaban para dormir en el edificio. "El colectivo que ha ocupado el cine es consciente de la situación de la propiedad pero ha demostrado que la sala puede ser gestionada de manera participativa con películas de cine independiente, presentaciones, debates, cursos, asambleas, incluso durante el día, con la sala estudio, la biblioteca, exposiciones temporales reutilizando las vitrinas antiguas como expositores, etc.", defiende Cristina, que asegura que "en todos los espacios ocupados o liberados de Roma es donde actualmente se mueve la mayor oferta cultural de la ciudad".

La semana pasada se dio un paso importante. Han conseguido que su proyecto llegue a la Region -el equivalente a la comunidad autónoma correspondiente- y que ésta haya aceptado trasladar la petición para que el edificio sea declarado Bien de Interés Cultural. Ahora toca esperar al menos cuatro meses para conocer la respuesta, que todo indica que será positiva. Entonces, el Cinema America se habrá salvado de su demolición.

"Antes, el cine representaba un lugar de encuentro, era una caja destinada al espectáculo, las luces, los olores, el sonido... todo estaba pensado y estudiado para disfrutar al máximo del arte cine. Ahora no es así, ahora son cajas negras anónimas", recuerda Cristina que sabe que en su país también hay edificios con gran valor arquitectónico totalmente abandonados. Precisamente, este martes varias asociaciones ciudadanas en defensa de la cultura se van a concentrar en la Gran Vía para exigir que se mantenga el uso cultural de los cines históricos de Madrid. En la fachada del Palacio de la Música -llamado a convertirse en otra tienda de moda- se van a proyectar fragmentos de un corto de Charlot. Y es que, a veces, la realidad supera la ficción: