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ENTREVISTA | 'Del plató al escenario'

Al Suárez del teatro le gustaría ser Anguita

Entrevista con el actor José Manuel Seda que da vida a Adolfo Suárez en la obra de teatro 'El encuentro', en el Teatro Español

Jose Manuel Seda es Adolfo Suárez en 'El encuentro'. Eduardo Velasco da vida a Santiago Carrillo(Teatro Español)

En pocos minutos volverá a colocarse la chaqueta oscura de su traje -sin abotonarse-, a ajustarse el nudo de una elegante y ancha corbata negra y a peinarse concienzudamente dejando que la raya del pelo cruce la parte izquierda de su cabeza. El actor José Manuel Seda deberá encarnar, una tarde más, al ya fallecido Adolfo Suárez sobre el suelo de la sala pequeña del Teatro Español.

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El Suárez del teatro capta perfectamente la esencia del expresidente. Gentil, cortés, conciliador y firme. Todo ello rodeado de una magnética elegancia que le hacía brillar a ojos, incluso, de quienes los miraban mal. José Manuel Seda se mete en la piel del primer presidente de la democracia española para vivir una noche en la que se cimentaron las bases de buena parte de ese proceso democrático: la de la secreta reunión con Santiago Carrillo en febrero de 1977 en la que ambos, haciendo gala de una talla política envidiable, acordaron que una democracia no lo es tal si un partido como el PCE no podía formar parte de la vida política.

Esa reunión es la que ficciona, con un decepcionante texto de Luis Felipe Blasco Vilches, la obra 'El encuentro'. Imaginación ante un hecho que aconteció y del que ya nunca se sabrá cómo, pues sus únicos dos protagonistas ya fallecieron.

Charlando con José Manuel Seda uno se percata de que el actor sevillano -curtido en todos los géneros posibles, desde cine hasta doblaje, pasando por televisión- es perfectamente consciente de la responsabilidad que entraña dar vida a un personaje de tal magnitud política y personal. Se percibe también el agradecimiento del actor por poder hacerlo. Un actor que ya dio vida en cine a otro expresidente, Felipe González -con el que comparte procedencia y acento-, pero que, como tantos otros, ha caído rendido a los encantos intemporales de Adolfo Suárez. Sin embargo, a este Suárez del teatro le gustaría ser Julio Anguita. Al menos en un guion. Al menos sobre un escenario o frente a una cámara.

No sé si entenderás que la función de esta tarde va a concentrar más el interés en torno a tu personaje... [La entrevista se llevó a cabo día y medio antes de la muerte de Adolfo Suárez]

En lo que me atañe a mí, es bastante emocionante. Todas estas cosas en el teatro suelen influir para que todo sea más emotivo y bonito. Aunque sea una noticia triste, te da un plus de motivación porque he cogido bastante cariño al personaje. Va a ser muy especial

¿En el transcurso de preparación de la obra o antes de alguna representación habéis comentado Eduardo Velasco [interpreta a Carrillo] y tú las diferencias entre encarnar a un personaje fallecido, como hace él, o a uno que aún estaba vivo, como te pasa a ti?

¡Muchas veces! Yo me subí al proyecto hace dos años y dije alguna vez "tengo la sensación de que, por el camino, Suárez nos va a dejar. No sé por qué".

Tenemos una especie de escena intemporal en la que los dos personajes se asoman al futuro, una parte donde uno está muerto [Carrillo] y el otro [Suárez] está en algún lugar al que su mente huyó. Y quizá estén casi en el mismo plano...

Lo que escuchamos en estas últimas horas sobre el expresidente es más positivo que la imagen que se desprende del texto de 'El Encuentro', ¿No queda en la obra la figura de Suárez muy por debajo de la de Carrillo?

Quizá por el texto, puede parecer, en algún momento, que Suárez está intentando vender alguna moto. Nosotros intentamos que los dos salgan bien parados.

Son los grandes artífices de todo esto. Por un lado Suárez y luego Carrillo que acepta traicionar, llamémoslo así, todo aquello contra lo que había luchado. Yo intento cada día que se vea el esfuerzo de Suárez y todo lo que se jugaba para llegar a ese pacto.

Has llevado a cabo un amplio proceso de documentación sobre tu personaje, ¿cómo definirías tú a ese Adolfo Suárez sobre el que tanto has leído y escuchado?

Nosotros huimos de hacer una imitación porque sobre el escenario quedaría muy caricaturesco. Hemos intentado cogerle el aire a los personajes. Hablando con biógrafos de Suárez y con gente que ha convivido con él decían que era un galán, un seductor, un tipo que te miraba a los ojos y te daba la importancia que merecías en ese momento... En las distancias cortas era un tío del pueblo porque sus orígenes tampoco eran exquisitos, fue tachado como un desclasado por las élites que luego le dieron la espalda.

Yo he intentado acercarme a él desde ese tono de estar intentando todo el rato seducir a Carrillo, no engañarlo. Por ahí he ido tirando.

Lo que vemos muy bien en el Suárez de 'El encuentro' es que aguanta muy bien los golpes bajos que le tira el personaje de Carrillo...

No sólo con Carrillo. Con todo el mundo. Encaja muchos golpes y, creo, que es una de las cosas que lo ha ido minando a él personalmente. A lo largo de su vida ha ido encajando muchos golpes sin devolverlos.

Hay una entrevista maravillosa de TVE en la que la periodista le pregunta "¿usted cree en algo?". Es una pregunta dura. Él responde que cree en la amistad, en la familia... y llega un momento en el que dice "yo ya no sé si soy quien creo ser o quien los demás dicen que soy". Por desgracia, en la política española es más importante lo segundo.

Ha sido un fajador extraordinario, un tipo que ha ido encajando golpes en pos de lo que pretendía.

De Suárez tenemos un par de películas, tv-movies... bastante blancas y guardando una gran imparcialidad. En la obra encontramos que Suárez le saca a Carrillo los asesinatos de Paracuellos y que éste tacha a Suárez de fascista y de falso demócrata... ¿En teatro el texto puede permitirse el lujo de posicionarse ideológicamente, de poner sobre la mesa algunos pasajes que chirriarían en televisión o cine?

Nosotros hacemos política ficción. Hacemos ficción de algo que ocurrió, pero no se sabe cómo ocurrió.

Hay un momento en la obra en el que los dos se echan las cosas en la cara hasta llegar a ese clima de comprender que no pueden hacer otra cosa salvo lo que tienen que hacer. En una televisión eso es complicado.

Quizá no se atreven a contar en este país en televisión, ni siquiera en cine, lo que pasó el 23F. Esa película en la que yo participé contó lo que ya sabíamos. Más que hacer cosas o enfoques que gusten a todo el mundo, en la televisión se pretende hacer cosas que no ofendan a nadie.

Tú le has cogido gusto por dar vida a expresidentes del gobierno. Ahora Suárez, antes a Felipe González en la película sobre el 23F. ¿A qué personaje le has pillado más cariño?

Francamente, Suárez me parece mucho más claro, sincero y creo que arriesgó más. Este señor hizo en cuatro años cosas inimaginables.

El Partido Socialista también se lo puso muy complicado a Suárez. Ahora pueden decir lo que quieran, pero no querían la legalización del PCE porque le quitaban votos. También se aprovechaban de todo el trabajo que hizo el PCE en la clandestinidad. El gran peso de la lucha antifascista en la clandestinidad lo llevó el PCE y luego lo patrimonializó políticamente el PSOE con Alfonso Guerra y Felipe González, dos tipos muy astutos que lo supieron hacer muy bien.

Adolfo Suárez tuvo que dimitir como presidente del Gobierno y Santiago Carrillo, poco después, tuvo que dejar la Secretaría General de su partido. Fueron tachados como traidores por los suyos.

Y después de haber indagado en lecturas y vídeos, tanto tu compañero de la obra como tú, ¿Crees que Suárez y Carrillo traicionaron sus principios o los supeditaron a un fin dado la responsabilidad que tenían en sus manos?

Eran responsables del tiempo en el que vivían y pensaban más allá de su propio bien personal. Evidentemente, eran dos políticos y también tenían sus cálculos políticos. Suárez sabía que si no legalizaba al PCE y no estaba en las elecciones, toda la izquierda votaría al PSOE. Eso lo sabía Suárez. Pero también es cierto que, unos meses antes, habló con los militares y les prometió que no lo legalizaría. El ruido de sables que tenía detrás Suárez era muy considerable.

¿A qué político actual te gustaría interpretar dentro de 10 años?

Yo creo que después de estos dos políticos, el mejor político que ha habido ha sido un tal Julio Anguita. Me encantaría.

¿La televisión te debe un gran personaje?

Me encantaría hacer un buen personaje en televisión, pero no creo que me lo deba. Sigo trabajando para cuando ese personaje aparezca. El mejor personaje está siempre por llegar.

  • <a name="despiece1"></a><b>Sobre la obra 'El encuentro'</b>

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