¿Qué está pasando en la Agencia Tributaria?

La dimisión del director de la Inspección de la Agencia Tributaria, Luis Jones, no es como las otras. En primer lugar porque se trata del número dos de la Agencia Tributaria, tras el director general; y en segundo lugar, por la forma en que la ha hecho pública: mediante una carta que supone airear las discrepancias en un organismo donde todo es sigilo.

La dimisión se produce poco después de que fuera fulminantemente cesada la inspectoras que había acordado una sanción a la cementera mexicana Cemex y desestimó su recurso. Y la dimisión en solidaridad de su inmediato superior.

Fuentes a las que ha consultado la Cadena SER aseguran que la dimisión no tiene porqué deberse a ese expediente sancionador a Cemex, ni a asuntos como las investigación sobre Urdangarin y la infanta Cristina, sobre el 'caso Nóos', pero sí con la forma de gestionar estos problemas. Luis Jones había sido nombrado por la anterior directora de la Agencia, Beatriz Viana.

Se trata de una crisis sin precedentes en la Agencia Tributaria, coincide el personal del organismo al que la SER ha consultado al calificar lo que está ocurriendo. Los ceses, los nombramientos y las dimisiones se han sucedido desde que llegó el PP al Gobierno. A los dos meses de llegar Rajoy al Gobierno fue sonado el cese fulminante del jefe de investigación de la ONIF, la Oficina Nacional de Investigación del Fraude, Víctor de la Morena, que investigaba casos como el de la trama Gurtel, y de otros cinco jefes de equipo. La ONIF es posiblemente el centro más importante de lucha contra la corrupción en España. Hacienda lo justificó como una reorganización. Desde entonces los cambios se han multiplicado, hasta superar 310 nombramientos y ceses.

Entre ellos, el de la primera directora nombrada el actual Gobierno, Beatriz Viana, cesada por la atribución equivocada a la infanta Cristina de varias operaciones inmobiliarias. Su sustituto procedió a cambiar la mayoría de los directores de departamento, con la excepción de dos, entre ellos el de inspección, que ahora dimite.

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El cuerpo de los inspectores de Hacienda, pasa por ser de los más distantes e independientes. Pero esa teórica independencia para resolver sus investigaciones topa con un obstáculo. Casi la mitad de los 1.500 inspectores de Hacienda ocupan un puesto de libre designación en la Agencia Tributaria. Esto significa que el director del organismo nombra y cesa cuando así lo decide a unos 700 de ellos. Y desde luego esa posibilidad se utiliza a pleno rendimiento.