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Análisis:

Las quinielas de salida del Partido Popular

Rajoy, durante su comparecencia en La Moncloa el pasado viernes(REUTERS/Juan Medina)

Rajoy, durante su comparecencia en La Moncloa el pasado viernes

Los que rodean a Rajoy creen que el mejor momento para una crisis de Gobierno es antes de las europeas porque así el presidente elaborará las listas y buscará candidatos para Andalucía, municipales y autonómicas. Dentro del PP ven a Cañete al frente de los populares andaluces o en Bruselas, a Soria en Canarias, a Sáenz de Santamaría en Madrid y aparece un nombre nuevo en las apuestas: el de Margallo para la Comunidad Valenciana aunque algunos consideran que está jugando sus cartas para vicepresidente económico.

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Desde el Partido Popular y desde el Ejecutivo, llevan semanas tratando de hacer llegar un mensaje a Mariano Rajoy: quieren cambios. Son muchos los cargos populares que consideran que hay que hacerlos. Pero una cosa es su deseo y otra bien distinta lo que haga finalmente el presidente. Todo el mundo hace quinielas, sobre la fecha más idónea para afrontar una remodelación y, por supuesto, de los nombres a los que podría afectar.

"Puede ocurrir... O no", dice un diputado popular emulando el estilo de su jefe de filas. Además recuerda que Rajoy siempre ha sido fiel a su equipo. Para hacerse una idea: durante más de un década tuvo a la misma secretaria y a la misma responsable de los temas de prensa... Ahora son otras personas pero también llevan ya junto a él bastante tiempo.

Siempre se ha rodeado de un núcleo reducido, con personas de su absoluta confianza y no se deshace de ellas fácilmente. En el PP dicen que hay que tener también en cuenta que en la oposición, se rodeó siempre de los mismos. Primero, de lo que heredó de Aznar: Ángel Acebes y Eduardo Zaplana. Y después, tras la derrota electoral de 2008, cuando decidió rediseñar el partido en el Congreso de Valencia con María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría al frente. Ellas, con más poder y cinco años después, le siguen acompañando en el camino.

Para muchos estos ejemplos sirven para entender bien cómo piensa Rajoy, cómo son sus tiempos y, sobre todo, para concluir que él hará los cambios el día menos pensado y si puede ser por sorpresa. "Os enterareis al día siguiente", le ha comentado el jefe del Ejecutivo siempre a los periodistas que le preguntan por este tema. Y en este caso, sus colaboradores creen que no es un decir. Él se ha encargado de elevar un muro de secretismo a su alrededor y mucho cuidado con que alguien se lo salte.

Crisis de Gobierno

Algunos conservadores piensan que ahora sería un buen momento para hacer una crisis de Gobierno. A su juicio, un golpe de efecto serviría para recuperar la iniciativa política y afrontar con caras renovadas el desgaste que les supone el 'caso Bárcenas'. "Rajoy tiene que hacer algo. Reaccionar", le reclaman.

Pero otros no lo ven tan adecuado porque estiman que cualquier paso que se dé ahora mismo se interpretaría que lo hace forzado por el extesorero. Además, hay quien dice que no va a hacer nada porque en La Moncloa no saben que se guarda el extesorero en la manga y no van a quemar un cartucho. Además, están seguros de que los nuevos ministros se quemarían "en breve" y aún queda mucha legislatura por delante. Y es que nadie piensa que Rajoy vaya a hacer más de una renovación de su gabinete durante su mandato.

Visto así entre este otoño y las elecciones europeas de mayo de 2015 se sitúa el plazo. En las filas populares están los que vaticinan que será en el arranque del curso político, los que la emplazan para las Navidades -coincidiendo con el ecuador de su gestión- y otros para Semana Santa, aprovechando la cercanía de las europeas. Esta última es para muchos la mejor opción, porque para entonces Rajoy podría afrontar varias cuestiones de golpe.

Miembros del Ejecutivo cuentan que esa es la agenda que se marcó el presidente en un principio y que no modificará a menos que la investigación judicial se complique o surjan nuevos problemas. Es un buen momento porque entonces habrá que elaborar las listas para las elecciones, elegir candidato para los comicios en Andalucía y debatir los número uno de las municipales y autonómicas. Para más de uno en el Gobierno son varios los ministros que entonces podrían salir con el fin de garantizar la victoria en alguna importante plaza en juego.

Y no solo en los lugares donde no hay cabeza de cartel. En algunos existe pero son un quebradero de cabeza para el PP y no las tienen todas consigo. Dentro del Ejecutivo reconocen que Madrid no se puede perder de ninguna manera porque sería la condena para las generales. Y hablan con fuerza de dos mujeres: Esperanza Aguirre y Soraya Sáenz de Santamaría.

Piensan que el titular de Industria, José Manuel Soria, volverá a Canarias. Y en las apuestas se ha colado un nuevo nombre, el del ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo, al que muchos ven como presidente de la Generalitat - está acudiendo a muchos de los actos que organiza la formación a nivel regional- aunque algunos apuntan que más bien está jugando sus cartas para ser vicepresidente económico.

También se comenta que Miguel Arias Cañete, responsable de Agricultura, puede optar a varios puestos. Algunos opinan que haría un buen papel al frente del PP de Andalucía pero también reemplazando a Jaime Mayor Oreja como portavoz del PP en Bruselas. Siempre puede ser comisario europeo, pero para eso no necesita estar dentro de las listas.

Hay quien opina que ya de paso se debería aprovechar la ocasión y renovar medio Gobierno que está "amortizado". Prescindir del ministro de Educación, José Ignacio Wert, y del de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, que por los debates sociales generados con la reforma educativa y la del aborto (que llegará antes de finales de 2013), serán los más impopulares. Y deshacerse de los cargos más polémicos como Cristóbal Montoro, que lleva tiempo granjeándose enemistades, o Ana Mato por su vinculación al 'caso Gürtel'. Unos dirigentes que siempre, hasta ahora, han recibido todo el respaldo de Rajoy. "Y es que en cuanto uno recibe críticas, él lo protege. Contrariamente a lo que se persigue, se logra su blindaje", reflexiona un ministro.

Un lavado de cara al PP

Dentro de la formación conservadora algunos también esperan que se muevan fichas. Puede que para la Convención Nacional (octubre-noviembre) o coincidiendo con la remodelación de Gobierno. Hay quien habla de retoques en la estructura y de traerse algún barón y dirigentes territoriales para reforzar la formación como el presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel o la líder de los populares catalanes, Alicia Sánchez Camacho.

Dicen que hay que resolver los problemas de funcionamiento y coordinación. Que hay cantera y que hay que empezar a moverla. Pero el debate de fondo es qué va a hacer Rajoy con Javier Arenas y María Dolores de Cospedal y, en ese sentido, los que quieren ver rodar cabezas o dimisiones importantes, parece que lo tienen difícil.

En cuanto se habla de hacer limpieza del ?caso Bárcenas? todos los ojos se dirigen hacia Arenas y hacia otros cargos, que no están en la cúpula, y llevan toda la vida en el PP. Lo que ocurre es que el vicesecretario de política territorial siempre ha sido un gran apoyo de Rajoy en los momentos más duros. Y si el presidente prescindiera de él estaría con ello, según algunos de sus compañeros de partido, reconociendo que es "culpable, que participó en esa trama de corrupción". Además, sería un gran de triunfo para Cospedal porque las relaciones con él son malas. Por eso muchos concluyen que a menos que el juez Ruz le impute, el presidente no le va a tocar.

"Con qué cara podría echar Rajoy a Arenas, si el principal implicado es el jefe del Ejecutivo. Y todo lo cerraron juntos", dice un miembro de la cúpula del PP. Hace unos meses se decía que Arenas iba a entrar en el Gobierno, pero esa posibilidad se aleja cada vez más. Podría ser bastante problemático. Nadie quiere que aparezcan datos comprometidos que salpiquen al Ejecutivo y él era el supuesto intermediario con Bárcenas.

También hay gente en el PP que piensa que los que apoyan a la secretaria general han sido los encargados de filtrar que se avecinaban cambios para ver si de esa forma lograban forzarlos y empujar a Arenas. Son los mismos que desde hace tiempo saben que Cospedal es muy cuestionada a nivel interno, desde antes incluso del Congreso de Sevilla en el que Rajoy la confirmó en su puesto. Y después de todo lo ocurrido con el extesorero aún más. Su explicación de la vinculación de Bárcenas con el partido fue muy criticada por aquella famosa "indemnización en diferido" y su declaración ante la Audiencia Nacional, incriminando al presidente en el trato, levantó ampollas. Ahora todos en el PP están pendientes de que se conozcan las transcripciones de la Audiencia Nacional para ver qué dijo exactamente. El capítulo de los ordenadores, que han sido borrados, es otro capítulo que se suma a la lista.

Pero nadie ve tampoco a Rajoy relevándola de sus funciones. Sería admitir que ha realizado una mala gestión y no favorecería para nada a sus intereses en Castilla- La Mancha. Los que valoran que Rajoy se la puede llevar con él a La Moncloa, lo desechan de inmediato por el choque de trenes que supondría con Sáenz de Santamaría ya que entre ellas tampoco existe una buena relación.

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