Dos años sin Amy Winehouse

Aquéllos compases de reminiscencias fúnebres del Back to Black...quizá todo empezó ahí. Era su segundo álbum de estudio y era el año 2006. Hasta entonces nunca una mujer había logrado tal cantidad de reconocimientos en tan corto espacio de tiempo. Amy Winehouse supo mezclar jazz, rhythm and blues, soul, ska o rock con una voz poco común incluso en la lírica: una técnica voz de contralto; triste, sensual y rota.

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El éxito desbordó una personalida autodestructiva y adicta a casi todo, al alcohol, a la cocaína, al crack; algo que admitía en entrevistas a las que parecía no hacer demasiado caso. "Yo siempre escribo en los momentos más dramáticos que he atravesado... No tenía intención de escribir Rehab. En realidad fue un accidente. Un feliz accidente. No estaba trabajando mucho en aquella época. No hacía nada por mantenerme en el buen camino, en realidad... sólo bebía; después de pasar por un centro de desintoxicación, paseando por Nueva York empecé a cantar muy alto, como de broma...Mark me dijo ¿de quién es esta canción? Y yo le respondí que me la estaba inventando. La escribí en 20 minutos. Fue divertido" confesó durante una entrevista a Canal+.

Entraba y salía, eso parecía, de sus adicciones que en realidad nunca la abandonaron. En grandes titulares la prensa fue relatando su caída y más tarde está se dejó ver en los escenarios: Lisboa, Belgrado... sin voz, ebria, rota...

En realidad Amy Winehouse fue sólo víctima de la soledad y de sí misma y un 23 de julio fue hallada muerta en su apartamento con un grado de alcohol en sangre incompatible con la vida. Tenía 27 años.

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