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El fin de semana... al pueblo

A falta de dinero y de días libres, muchos españoles optan por volver al pueblo

Villastar es un pueblo de Teruel en el que viven unos 500 habitantes durante todo el año. Cuando llega el verano, la localidad se llena de vida(CRISTINA ARMUNIA)

La gente vuelve al pueblo para conectar con sus raíces, para descansar y respirar aire limpio... unos regresan a las localidades en las que nacieron sus padres para recordar nombres, caras y reavivar viejas amistades. Otros deciden pasar los fines de semana en el pueblo para ahorrar o porque la crisis les impide barajar otras opciones.

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El pasado mes de junio los residentes en España realizaron 14 millones de viajes, según la encuesta de Movimientos Turísticos de los Españoles realizada por el ministerio de Industria, Energía y Turismo. De estos desplazamientos, los viajes internos representaron el 94% del total, cifra que sigue aumentando con respecto a años anteriores. La encuesta revelaba que esta situación se iba a mantener, quizá no con tanto predominio, durante los meses de verano.

"Me gusta volver al pueblo y estar con mis amigos y mi familia", explica Jesús entre sonrisas. Su pueblo se llama Arnedo y está en La Rioja. "Me gustaría hacer una escapada al extranjero, pero no me lo puedo permitir económicamente", apunta el riojano.

La carencia de dinero y la falta de días libres disponibles hacen que mucha gente haga escapadas de fin de semana a localidades pequeñas por toda la geografía española. La ocupación hostelera ha descendido este verano porque los viajeros han preferido pasar más tiempo en hogares de familiares o de conocidos.

"Este verano me conformaré con pasar unos días en el pueblo, una opción mucho más económica que viajar al extranjero", comenta Noemí, que durante la época estival visita el municipio castellonense de Vallibona. Se cuenta de esta localidad que es tan bonita que llegó a enamorar a Jesulín de Ubrique, que fantaseó con comprar el pueblo entero. "El gasto en gasolina no es muy elevado, unos 30 euros, pero hay que tener en cuenta que vamos toda la familia", comenta, "el abono de la piscina para todo el verano cuesta 15 euros, tomar una caña poco más de un euro... lo disfrutamos mucho", concluye Noemí.

El 83% de los viajes realizados, según la misma encuesta de movimientos turísticos de los españoles, se realizó en coches y apenas el 10% de los tránsitos, en avión.

El retorno al pueblo se hace, en la mayoría de los casos, buscando descanso y tranquilidad. Unos hablan de conectar con la naturaleza, otros aseguran que como las fiestas de su pueblo "no hay nada". La vida en el pueblo nos gusta, pero solo para unos días.

La relación con la gente es más cercana

"Siempre voy al pueblo en vacaciones con mi familia. El contacto con la gente del pueblo es mucho más cercano y enriquecedor, aunque a veces harta", cuenta Alba sobre la villa Las Navas del Marqués, en Ávila. "En agosto hay mucho ambiente en terrazas y bares y disfrutamos toda la familia de las fiestas nocturnas", asegura Alba.

Cuando vamos al pueblo recordamos viejas anécdotas, nos ponen el mismo apodo que lucieron nuestros abuelos, nos pican los mosquitos y las abuelas nos ponen friegas de vinagre "que lo cura todo". En verano, la población de estos pequeños núcleos urbanos llega a triplicarse. En invierno, en Las Navas del Marqués viven alrededor de 7.000 habitantes, durante el estío se dobla con creces esta cantidad.

La naturaleza invita al viajero a hacer deporte relajado, entre otras muchas cosas. "Me gusta mucho estar en Villastar, allí nació mi padre y disfruto mucho haciendo caminatas por las montañas cerca de un yacimiento celtíbero y también tomando la fresca recorriendo la Vega del Turia", dice Silvia, que ahora mismo está fuera de España buscando trabajo. Villastar es un pueblo turolense de apenas 500 habitantes, está muy cerca de la capital, por lo que durante su semana cultural, que se celebra en el mes de agosto, acude mucha gente a disfrutar de las actividades diurnas y nocturnas.

Tordesilos es un pueblo de Guadalajara en el que en invierno apenas si viven 100 habitantes, en agosto decenas de familiares regresan al lugar y disfrutan de sus fiestas mayores. "Cada vez que voy al pueblo pasan cosas divertidas que recordamos con cariño año tras año", comenta Diego. "Vivo en Zaragoza y trabajo mucho, como todos", dice suspirando, "pero cuando tengo la oportunidad de escaparme, no me lo pienso", concluye Diego.

 
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