Ocio y cultura

Los chicos malos de la cultura

Los mensajes de reivindicación política y religiosa que los artistas lanzan a través de sus obras, no en pocas ocasiones han chocado con la justicia o han provocado tensión política

Activistas muestran su apoyo al grupo ruso "Pussy Riot" durante una protesta frente a la embajada rusa en Londres. EFE/KarelPrinsloo(EFE/KarelPrinsloo)

Madrid

Los artistas han entrado en conflicto con la ley desde hace siglos por problemas con la censura y la libertad de expresión, y a juzgar por los acontecimientos, el enfrentamiento en este sentido continúa latente. El último caso ha sido el protagonizado por las rusas Pussy Riot juzgadas por un delito de gamberrismo.

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El juicio a las Pussy Riot ha provocado críticas en Rusia y fuera del país. El motivo por el que se las acusa de un delito de vandalismo que incita al odio religioso, fue la polémica actuación del grupo en la catedral del Cristo Redentor. La jóvenes rockeras entonaron una canción en la catedral en la que decían, "Madre de Dios expulsa a Putin". Las cantantes reivindican el exclusivo carácter político de su actuación en la catedral, ya que según declaraciones no pretendían ofender a los ortodoxos. Las Pussy Riot querían transmitir su insatisfacción con la unión de la Iglesia con el Kremlin, después de que el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa expresase su apoyo a Putin en víspera de las elecciones. El fiscal ha pedido tres años de cárcel para las cantantes.

El reciente caso de las rockeras rusas nos hace recordar numerosos casos en los que la libertad de expresión a través de la música ha provocado conflictos políticos o choques con la justicia.

Los Chikos del Maíz, un grupo de hip hop valenciano, ha acaparado la atención de los medios de comunicación españoles y ha motivado tensiones entre políticos, por sus letras críticas y ácidas. Los raperos no tienen piedad con aquello que les resulta injusto, critican las actuaciones de políticos, banqueros, hablan de terrorismo y no ocultan su insatisfacción con el modelo de sociedad establecido. Las letras están plagadas de giros al mundo del cine y la literatura, alcanzando frases sarcásticas que no dejan títere con cabeza, un ejemplo "Yo lucho, tu te arrastras, tu por la pasta, yo en proceso como Kafka".

Desde una emisora de radio trataron de boicotear un concierto que el grupo de rap se disponía a dar en Sevilla, en el marco de la celebración del 79 aniversario de la II República. En el programa 'La tarde con Cristina', la presentadora calificó el concierto de "ignominioso", a los artistas en tono despectivo de "musiquillos", dijo que eran "de origen vasco" y declaró que el grupo había apoyado a Segi. Los chicos de la mazorca aprovecharon y compusieron una canción que introdujeron en su ultimo disco, 'Hidden Track', en la que incluyen el tramo del programa en el que la periodista les descalifica y hace acusaciones falsas.

El concierto ocasionó rencillas entre políticos. La eurodiputada Teresa Jiménez Becerril, hermana de la víctima de ETA, declaró que el "responsable" de esta situación era el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE), "Que es una marioneta y está preso de IU". 'La Razón' y 'ABC' también se hicieron eco de estos hechos y les calificaron de pro abertzale. El grupo respondió a la acusación de los medios a través de un comunicado que difundió por Internet.

'Cómo cocinar un cristo para dos personas'

Javier Krahe, cantautor satírico español, fue acusado de atentado contra la libertad religiosa por un vídeo rodado en 1977 en el que una voz en off explica detalladamente la receta para cocinar un cristo crucificado. El vídeo en su época de origen se limitó a ser una obra casera, pero la grabación fue incluida para ilustrar una entrevista a Krahe en el programa de televisión 'Lo+ Plus' en 2004. Ante las imágenes, el Centro Jurídico Tomás Moro interpuso una querella por ofensa a los sentimientos religiosos. Finalmente Javier Krahe salió absuelto ya que el juez consideró que el vídeo era un ejercicio legitimo de expresión artística, y en que a su el juicio había "un inequívoco sentido satírico, provocador y crítico, pero no el de ofender.

"Somos más famosos que Jesucristo"

John Lennon lanzó este mensaje en una entrevista en marzo de 1966. El músico opinó que la religión cristiana estaba en declive y que a su juicio The Beatles eran más famosos que Jesucristo. El grupo apunto de comenzar su tercera gira por Estado Unidos se encontró con círculos religiosos y conservadores del país enfurecidos con sus declaraciones. El cantante, ante la polémica, aclaró públicamente el mal entendido, y expresó que su mensaje no quería ir en contra de la religión o Dios. "Si hubiera dicho que la televisión es más popular que Jesús quizá no habrían dicho nada", declaró. El Vaticano llegó a excomulgar a la banda de rock algo que rectificó décadas después.

La reina del pop y de las polémicas

Los espectáculos reivindicativos de Madonna durante sus actuaciones son característicos de la cantante. Recientemente en un concierto en París mostró una imagen de Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, con una esvástica sobre su frente. La líder conservadora francesa amenazó a la cantante con presentar una denuncia. "Las viejas cantantes necesitan que se hable de ellas y así se entiende que lleguen a tales extremos", dijo Le Pen. El acontecimiento suscitó debate sobre la prevalencia de la libertad de expresión ante el derecho al honor y propia imagen.

Ante el caso de las Pussy Riot, Madonna se ha solidarizado con el grupo y ha pedido libertad para las jóvenes rockeras. Paul McCartney es el último de una larga lista de estrellas que se ha sumado a la campaña de apoyo. A través de una carta el exintegrante de los Beatles ha tenido unas palabras hacia Nadia, Katia y Masha. "Quiero que sepáis que confío en que las autoridades rusas respeten los principios de la libertad de expresión para todos los ciudadanos de vuestro país y no os castiguen por vuestra protesta", ha declarado.

Los artistas tienen un poder de repercusión público del que carecen los ciudadanos y es por esta razón por la que algunos sienten la responsabilidad de dar voz a sus problemas y de reivindicar injusticias sociales que a su juicio deben tener eco.

 
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