El mismo día que el fundador y consejero delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, ha comenzado una gira por Estados Unidos en busca de potenciales inversores para la esperada oferta pública de venta de acciones con la que la popular red social planea salir a bolsa el 18 de mayo, se ha publicado un estudio que revela cómo contar la vida de uno en internet puede ser tan placentero como el sexo. Facebook, Twitter, Tuenti... y demás redes sociales son herramientas con las que el ser humano se siente menos solo. Todas ellas han ido sustituyendo, poco a poco, a los tradicionales chat de contactos (entiendase no como algo únicamente sexual, sino foros de literatura, teatro, cine, amistad, política... entre otras infitas opciones), el único modo, hasta hace pocos años, de perder la vergüenza y conocer a miles de desconocidos en cualquier parte del mundo. Es decir, aportaban desahogo a millones de personas en todo el globo. Reprimir emociones no es bueno, en esto coincide la práctica totalidad de la Psicología. Ahora bien, compartir todo lo que uno hace puede llegar a ser no solo un desahogo, sino tan placentero como el sexo. Es la conclusión a la que ha llegado el equipo de investigadores de Diana Tamir, de la Universidad de Harvard y que ha publicado la revista Proceedings, de la Academia Estadounidense de las Ciencias. Seguro que conocen a algún adicto a las redes sociales que hace público en la red hasta el plato de lentejas que acaba de comerse. A partir de ahora piensen que con simplemente darle a «me gusta» en su comentario, foto o estado, pueden contribuir a generar un efecti psíquico en esa persona comparable al sexo y la comida, tal y como señalan estos investigadores. Se activan en el cerebro mecanismos neurales y cognitivos asociados con la satisfacción. El efecto se relaciona con esa necesidad de hablar de nosotros mismos, la sensación de recompensa y gratificación personal que nos genera, aunque el estudio (son un total de cinco con muestras de diferente tamaño) no ha sido capaz de cuantificar el nivel de satisfacción.