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Marruecos, Rajoy y su 'realpolitik'

La prensa marroquí considera que la visita de Rajoy al reino alauí es un ejemplo de "política de realidad"

"Rajoy está obligado a beber té marroquí para preservar la paz social de España", reza el portal online Yabiladi.com. Con cierta ironía y quizá una dosis de prepotencia, parte de la prensa marroquí analiza la visita del presidente del Gobierno español a tierras alauíes en su primera salida al extranjero como jefe del Ejecutivo. "¡Bienvenidos al mundo de la realpolitik!", continúa el diario electrónico, "¿el antiguo enemigo de Marruecos se prepara para bajar las armas?"

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Marruecos aguarda con expectación a Mariano Rajoy. Tras su victoria en las elecciones del 20 de noviembre, el vecino alauí observa con lupa los movimientos del nuevo presidente del Gobierno español. Las relaciones entre el Partido Popular y el Gobierno y sociedad marroquíes nunca han sido fáciles. Incidentes como el de la isla de Perejil en 2002 o las tesis de los populares sobre el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui o su férrea defensa de los "presidios ocupados", como los conocen en Marruecos, de Ceuta y Melilla, no gustan a nuestros vecinos del sur.

"No podemos cambiar la geografía; somos vecinos y estamos obligados a entendernos de la mejor manera posible", aseguraba en noviembre, tras su victoria electoral, el islamista moderado Abdelillah Benkirán, flamante nuevo jefe del Ejecutivo marroquí, "aunque puede que con Rajoy sea más difícil".

Mariano Rajoy se reunirá con Benkirán y almorzará con Mohamed VI para abordar, entre otros, temas clave como la negociación de un nuevo acuerdo pesquero entre Marruecos y la Unión Europea, tras su suspensión el pasado 14 de diciembre. Algo que, según el diario Au Fait, podría haber provocado "un cambio de estrategia de la derecha española", ya que las primeras informaciones señalaban a Bruselas como primer destino internacional de Mariano Rajoy. Sin embargo, el cotidiano, no se fía por completo y se pregunta también si podría "ser un engaño".

"Al romper el acuerdo de pesca, el Parlamento Europeo ha ofrecido una ocasión de oro a Marruecos para calmar los ánimos con su vecino español". Desde entonces, según Yabiladi, "España trata de hacer ojitos a Marruecos". A primera vista, el reino alauí se encuentra en buena oposición para exigir compensaciones. "La adopción de un nuevo acuerdo de pesca supone concesiones por parte de España, no solamente en la agricultura (en relación a las exportaciones marroquíes hacia la Unión Europea), sino también en el Sáhara", afirmaYabiladi, quien considera que "el balón está en el campo de Benkirán".

"No es lo mismo el Rajoy presidente del Gobierno que el Rajoy como jefe del partido de oposición", subraya Mohamed Darif, analista político, quien también ve que la política de realidad se impone a los discursos de campaña electoral, una vez alcanzado el poder.

Otros asuntos importantes que tratarán ambos líderes girarán en torno a la inmigración, seguridad, y terrorismo, con el secuestro de dos cooperantes españoles en los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) como uno de los asuntos pendientes. "No hay que olvidar que la seguridad de España comienza en Marruecos", afirma Darif.

Marruecos perdona pero no olvida. Y todavía recuerda la presión del Partido Popular para que el Parlamento Europeo condenara a finales de 2010, el desmantelamiento por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes del campamento de protesta de Gdeim Izik, a las afueras de El Aaiún, capital administrativa del Sáhara Occidental. Una decisión que provocó una gran manifestación anti PP en Casablanca, en cuya organización colaboró y participó el Gobierno marroquí, al dejar gratis los peajes de entrada a la ciudad y convocar a la marcha a través de mensajes de la compañía telefónica Maroc Telecom.

En esta ocasión y en las repetidas veces que, desde la oposición, ha defendido el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, el "error" que comete el Partido Popular es traspasar una de las líneas rojas sobre las que se sostiene el sistema político y social marroquí. La de la integridad territorial. "Marruecos sabe que el PP apoya al Polisario y el referéndum en el Sáhara", sostiene Darif, "pero lo que le pide es que, aunque no apoye la posición marroquí, al menos, demuestre una cierta neutralidad".

La decisión de Mariano Rajoy de continuar con la tradición de los presidentes españoles de visitar Marruecos como su primer destino internacional es observada en el reino alauí como un movimiento de política de realidad, que tan bien supo manejar el anterior Gobierno socialista en sus relaciones con Marruecos, en detrimento de otros intereses, como los de los independentistas saharauis, por ejemplo. El tiempo dirá si las críticas que entonces le profesaba el Partido Popular se convierten ahora, desde el timón de mando, en realidad o, por el contrario, una vez más, en realpolitik.

 
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