Día 12. El coche fantástico

Cada jornada, durante la etapa, dos coches y una moto permiten conectar vía satélite con los estudios de Gran Vía en Madrid para las distintas intervenciones. Me recuerda a aquellas Vueltas de hace años que escuchaba por la radio, con los periodistas en la parte de atrás de una moto metiendo el micrófono por la ventanilla de los directores, adelantando a los ciclistas o corriendo por la meta en busca de protagonistas.

El día a día suele estar casi mecanizado, por los horarios de intervención. Y, en cada momento, debemos buscar la mejor ubicación. El satélite da muchas más posibilidades que un teléfono móvil, permite una calidad de audio similar a la de un RDSI (es decir, como estar en un estudio) y gracias a él se aprecian los sonidos propios de una carrera: el claxon de los coches, las sirenas de la policía, la gente o el ambiente de la salida. Lo mejor para trasladar a cada casa el sonido de la Vuelta.

Aunque seguro que os interesaría mucho más que Mariano Revilla o Ángel Cabrera os contaran cómo eran las conexiones hace no muchos años. Hoy hemos parado en un pequeño pueblo de Pontevedra, de camino al hotel, para entrar en Hora 25. Hace un tiempo, sin teléfonos móviles para comunicarse, tenían que parar en un restaurante y pedir un fijo, o buscar una cabina en medio de la nada y desmontarla para convertirla en un improvisado estudio.

Si la Vuelta pasa cerca de vuestras casas y tenéis la oportunidad de ir a ver la llegada del pelotón, acercaros por la carpa que monta la SER junto al podio para ver de cerca cómo se cuenta una prueba deportiva. Allí al lado, en las cabinas de radio, os recibirán Markínez, Linares, Anselmo y compañía...