Día 5. Algunos secretos de 'El Larguero'

Esa intimidad que imaginan los oyentes cuando escuchan la voz de De la Morena en sus casas: un flexo iluminando los papeles del guión de la película, de cada una de las partes de un programa preparado durante muchas horas que puede saltar por los aires por culpa de un partido que acaba demasiado tarde, por las declaraciones de un portugués en una sala de prensa o por una noticia que surge a última hora.

Fuera de la capital, también tenemos nuestra propia intimidad. La que da la habitación de Cabrera cada noche. Es un improvisado estudio, que habréis visto alguna vez en una de esas fotos en las que os descubrimos la trastienda de un gran evento, como la Vuelta. Esta noche hemos tenido suerte: en una sala amplia, una mesa redonda con espacio suficiente, algo así como una pequeña emisora satélite que sirve para hablar de ciclismo y reírnos un rato si la actualidad lo permite.

Puede que Cabrera, uno de nuestros técnicos, esté sin camiseta dirigiendo la mesa de sonido. Puede que Linares y Julio Jiménez aprovechen los colchones de las camas para utilizarlos como sillón. Puede que Anselmo se apoye en la pared de la ventana. O que Lekuona y yo busquemos un hueco en el suelo, mientras Markínez dirige todo desde la silla o la poltrona, según se mire. Puede que estemos todos a punto de ponernos el pijama, o que alguno lo traiga ya puesto. Y puede que, mientras esperamos para entrar, discutamos sobre fútbol, sobre el día, o sobre cualquier cosa de la que se pueda discutir.

Puede que estén Emilio o Luis por aquí cerca, escuchando. O puede que alguno se haya ido ya a la cama. Y cerca, muy pegaditos a nuestras habitaciones, pueden dormir los jugadores de la selección española de baloncesto, Belén Esteban o Barack Obama. Quién sabe. A algunos nos los hemos cruzado y a otros no. Pero tiempo al tiempo.