La Casa Blanca y el Congreso alcanzan un acuerdo para rescatar el sector del motor
El proyecto incluye 15.000 millones de dólares (11.560 millones de euros) para la industria y la creación de la figura de un supervisor
Washington
La Casa Blanca y los demócratas del Congreso estadounidense han alcanzado un principio de acuerdo sobre el paquete de rescate de 15.000 millones de dólares (11.560 millones de euros) para la industria del motor, que incluso podría votarse hoy, según fuentes legislativas.
El acuerdo, que todavía levanta reticencias entre algunos republicanos, contiene la creación de la figura de un supervisor que nombraría la Casa Blanca, que vigilaría por el cumplimiento de los planes de viabilidad e incluso podría forzar a las empresas del motor a ir a la bancarrota si no cumplen con su reestructuración.
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La ayuda del congreso dará a General Motors y Chrysler un respiro financiero para seguir con sus operaciones, lo que les evitará tener que ir a la bancarrota este mismo mes o a principios del año próximo. Ford se encuentra en una situación algo más desahogada y podría no necesitar participar del rescate del Gobierno, al menos en esta primera fase, según fuentes del sector.
Con esta ayuda, las automovilísticas podrán seguir operando hasta marzo, fecha en la que tendrán que pactar con el nuevo Congreso y el Gobierno de Barack Obama unos nuevos planes de viabilidad a largo plazo.
Más tiempo para negociar con los sindicatos
También dará a las empresas tiempo para poder renegociar las prestaciones sociales y laborales con sus sindicatos, así como sus obligaciones con sus propios acreedores.
En una rueda de prensa, el subjefe de Gabinete de la Casa Blanca, Joel Kaplan, ha indicado que aunque las empresas del motor reciban ayudas, ello "no es licencia para que continúen con una mala gestión (empresarial) y malos planes de negocios".
Evitará millones de despidos
Aunque el paquete de rescate no se acerca a los 34.000 millones de dólares que pidieron la semana pasada las tres empresas, sí es suficiente para que éstas eviten el despido de millones de trabajadores.
Además, entre otros elementos, los demócratas han accedido finalmente a que el dinero salga de un fondo a cargo del Departamento de Energía para la fabricación de autos más eficientes y ecológicos.
A cambio de la intervención del Gobierno, las empresas tendrán que rendir cuentas a un "zar del auto", designado por la Casa Blanca, y el Gobierno se convertiría en el principal acreedor y accionista de las compañías.
Ese "zar del auto" tendrá plenos poderes para supervisar el manejo de los fondos y la reforma del sector automotriz, incluso puede suspender el desembolso del dinero si no hay suficientes progresos en esa materia.