"Queremos coger los cuerpos, darles sepultura y despedirnos de ellos"

Madrid

Es una de las cuarenta tragedias del accidente aéreo de Barajas que aún no pueden comenzar su luto. Vicente Fernández perdió en aquel avión a su mujer, a su hermana y a un amigo, pero todavía no han identificado sus cuerpos. Reconoce que el trabajo de la policía judicial es complicado, pero pide "cautela" a la hora de comunicarles el resultado. Denuncia que en una ocasión lo llamaron de madrugada para darle una información que luego resultó errónea.

"Es una eternidad después de todo lo que hemos pasado", ha dicho Fernández esta tarde en Cadena SER. Él pertenece a una de las 40 familias que esperan a que un análisis les confirme la tragedia en la que viven desde hace casi una semana.

Los psicólogos han advertido en diversos medios de comunicación que la premura es necesaria. Mientras no les confirmen que los cuerpos rescatados del accidente se corresponden con los de sus seres queridos, no podrá comenzar el luto. "Queremos coger los cuerpos, darles sepultura y despedirnos de ellos", ha dicho este hombre en La Ventana.

De su voz cansada se desprende comprensión. Al menos, la necesaria para entender la labor de la policía judicial. "Yo sé que es una tarea muy difícil y que están haciendo todo los posible, pero me gustaría que tuvieran más cautela", ha puntualizado. "Hace dos noches habían encontardo a mi mujer, luego era una falsa alarma", ha relatado.

El error clamoroso no ha sido el único. Ayer por la tarde un teniente de la investigación llamó a Vicente. Le dijo que buscara pruebas dentales de sus familiares. Él fue al pueblo al que pertenecen, en Zamora, buscó la documentación y tras intentar en varias ocasiones ponerse en contacto con el mando, lo consiguió. Le dijo que se personara a las ocho de la mañana del día siguiente en Madrid para entregar las fichas dentales que le habían pedido.

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Un trámite que, como él mismo ha reconocido "podría haberse hecho por fax". Al obligarlo a entregar dos papeles en persona en Madrid, Vicente ha tenido que salir de su casa y dejar solos a sus dos hijos, de nueve y quince años. "Casi te obligan a separarte de ellos".