Amnistía Internacinal denuncia el incumplimento de la Declaración Universal de Derechos Humanos
Amnistía menciona Darfur, Zimbabue, Gaza, Irak o Birmania como los puntos calientes, fruto de políticas y prácticas miopes que han hecho de este mundo un lugar más peligroso
Las grandes potencias "deben dar pasos claros para restablecer su autoridad moral", afirma la secretaria general de Amnistía Internacional (AI), Irene Khan, que ve "con preocupación" cómo quienes deberían liderar el respeto de los derechos humanos están rebajando los niveles de protección.
Desde 2001, tanto Europa como EEUU han venido socavando "principios fundamentales" y el resultado de ello es que "están perdiendo su prestigio como campeones de los derechos humanos", asegura Khan con motivo de la presentación este miércoles en Londres del informe anual de la organización.
Más información
- Comienzan los ''juegos olímpicos tibetanos'', última forma de protesta contra China
- Una ONG denuncia abusos de niños por parte de las fuerzas de paz
- Sudáfrica levanta siete campamentos para los 70.000 inmigrantes huidos por la violencia
- Los aviones de EEUU que hicieron escala en España hacían vuelos circulares
En la publicación, que repasa la situación de los derechos humanos durante 2007 en 150 países o territorios, AI exhorta a los gobiernos del mundo, en el sesenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, a disculparse por seis décadas de incumplimientos y los desafía a comprometerse de nuevo, "pero no con palabras, sino con hechos".
"Nos gustaría que el nuevo presidente de Estados Unidos dijese: ''No más Guantánamos. La gente será juzgada ante tribunales ordinarios o puesta en libertad''", señala Khan, cuya organización denuncia que en la actualidad hay unos 270 retenidos en el centro de detención de EEUU en Cuba y cientos más bajo custodia estadounidense en Irak o Afganistán, en el marco de la llamada "guerra contra el terror".
"Eso significaría que el nuevo presidente está diciendo que EEUU se rige por el Estado de derecho y espera que el resto del mundo también lo haga", agrega Khan, que lleva al frente de Amnistía Internacional desde 2001.
Amnistía hace un llamamiento, asimismo, a la Unión Europea (UE) para que investigue la complicidad de sus Estados en las "entregas extraordinarias" de sospechosos de terrorismo y a aplicar a sus propios miembros los mismos baremos en materia de derechos humanos que fija para terceros países.
"Los europeos no pueden pedir a otros países que sean generosos con los refugiados cuando ellos mismos están cerrando sus fronteras", indica la secretaria general de la organización, que expresa su preocupación por el endurecimiento de las políticas de inmigración en Estados como Italia.
Inmigrantes y refugiados
Los problemas de la inmigración o de los refugiados "no se resuelven simplemente con acciones unilaterales", sino que es necesario "actuar de forma multilateral" y "comprender que esa gente está desesperada", subraya Khan, que visitará España en junio próximo para conocer de primera mano la situación de los inmigrantes en ese país.
Por ello, la secretaria general de Amnistía envía un mensaje a Francia, que asume en julio la Presidencia de turno de la UE: "Que garantice que aquellos que ya están dentro del territorio europeo reciben un buen trato y que quienes intentan entrar no tienen por qué arriesgar su vida en el intento".
Otros países "poderosos", como Rusia y China, deben, en su calidad de "actores globales", trabajar en favor de los derechos humanos, continúa Khan, que sitúa en esa misión también a potencias emergentes como Brasil, México, la India o Sudáfrica.
Brasil y México pueden, en opinión de la secretaria general de AI, ejercer un liderazgo que va más allá de Latinoamérica, ya que ambos países tienen "un papel importante internacionalmente", tanto en el Consejo de Seguridad como en la Asamblea General o en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Sin embargo, el problema de muchos gobiernos latinoamericanos es que "lo que dicen internacionalmente y lo que hacen internamente no casa", según Khan, que atribuye esa situación a la "debilidad general" de las instituciones en Latinoamérica.