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Análisis:

Cada etapa tiene su afán

(Reuters)

Zapatero gira el volante y ofrece seguridad. En su primera legislatura, el presidente del gobierno demostró que no le asusta correr riesgos, casi parecía que le gustaba: primero retiró las tropas de Irak ganándose las iras de Bush; después toreó el Estatut contra viento y marea y haciendo frente a graves tensiones internas, y más tarde exploró los turbulentos caminos del proceso de paz en medio del pánico que se apoderaba por momentos de su partido. Todo ésto sin olvidarnos de que no le tembló la mano para cumplir compromisos como llamar 'matrimonio' y no otra cosa al matrimonio entre homosexuales aunque los Obispos se echaran al monte.

Cuatro años después, no caben riesgos ni aventuras. Zapatero se esforzó ayer en dar seguridad. Seguridad y confianza ante la incertidumbre económica y las dificultades que vamos a pasar al menos en los próximos dos años; seguridad y mano dura para luchar contra ETA sin nuevos diálogos previos al fin del terrorismo; seguridad y fortaleza para que el Estado mantenga la solidaridad y la igualdad de servicios y derechos entre todos los españoles por encima de los intereses autonómicos y seguridad para los ciudadanos que ven la inmigración como una posible amenaza: nadie se quedará sin servicios públicos.

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Zapatero sigue derrochando talante, pero en dosis distintas. El candidato a la presidencia se esforzó en mantener la mano tendida al PP para intentar acabar con la crispación por una parte y para obligar a Rajoy a decidirse entre su voluntad de diálogo y el peso del pasado y la sombra de Esperanza Aguirre.

Zapatero ha evitado los guiños a los nacionalistas en su primer discurso aunque luego tuvo buenas palabras sobretodo con Duran i Lleida. Ha sido mucho más duro con Esquerra y contundente su rechazo al plan Ibarretxe aunque dejando abierta una puerta al PNV para seguir luchando contra ETA.

Zapatero construyó un discurso más realista, más centrista, aunque claramente socialdemócrata y en el que se notaba la influencia del partido. Fue un nuevo Zapatero, un político mucho más hábil de lo que creen muchos en la oposición y en sus propias filas, que sabe adaptarse a la situación y que defiende con la misma convicción la España plural que la España unida y diversa, que parece lo mismo pero no lo es tanto.

Cada etapa tiene su afán

Así explican hoy sus colaboradores los cambios que Zapatero ha introducido en la brújula de su gobierno. El líder socialista sigue navegando hacia puerto mientras que Rajoy todavía está achicando agua y no sabe si tendrá que acabar abandonando el barco.

 
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