Charles Taylor se niega a comparecer ante la justicia por el genocidio de Sierra Leona
El ex presidente de Liberia está acusado de crímenes de guerra por el conflicto civil en el país vecino
Temporadas de machetes. Niños soldado borrachos de anfetaminas y fusil al hombro. La guerra civil en Sierra Leona duró once años (1991-2002) y dejó miles de muertos. La justicia llega ahora. El ex presidente de Liberia, Charles Taylor, acusado de crímenes de guerra, asesinatos, mutilaciones, esclavitud de niños y de financiar la guerra del país vecino, está sentado en el banquillo de los acusados en la Corte Penal Internacional de La Haya. En la primera sesión del juicio, ha rechazado la legitimidad del tribunal y le ha negado su testimonio.
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"No voy a participar en una charada que no hace justicia al pueblo de Sierra Leona. No quiero convertirme en un instrumento del tribunal para legitimar su actuación". Es todo lo que Charles Taylor tiene que decirle al Tribunal especial que le juzga en La Haya. Taylor ni siguiera compareció esta mañana en el juicio y fue su abogado de oficio quien se encargó de leer la breve nota.
Taylor, de 59 años, está acusado de once cargos, considerados crímenes de guerra y contra la humanidad, entre ellos financiar y dirigir desde su puesto como presidente liberiano al Frente Revolucionario Unido (FRU), un sanguinario grupo rebelde de la guerra civil en Sierra Leona.
Incluso comparado con las terroríficas guerras de África, el conflicto en Sierra Leona alcanzó cotas de brutalidad desconocidas. Asesinatos colectivos, violaciones en masa, amputaciones de miembros a machetazos, reclutamiento de miles de niños desde los ocho años... Una carrera de sangre para ganar el control de las minas de diamantes.
Taylor es conocido por toda una generación de niños soldado como "papi". Cuando se presentó a presidente en 1997, el macabro lema de campaña que corría de boca en boca era: "Maté a tu papá y a tu mamá. Vótame".
"Lo más horrendo del ser humano"
"Encaramos este juicio como una nueva oportunidad para mostrar cómo sí se puede ir contra un jefe de Estado a nivel internacional", explicó el fiscal estadounidense Stephen Rapp en la apertura del juicio. "Algunos de los crímenes que aquí se juzgan abarcan las más horrendas cosas que un ser humano puede hacer a otro."
La defensa de Taylor no niega los horrores de la guerra, pero asegura que el ex presidente de Liberia no dió órdenes ni suministró armas a los rebeldes. La defensa alega que Taylor sólo tuvo contacto con el FRU en las negociaciones de paz.
Taylor fue derrocado en 2003 por una conspiración de sus antiguos fieles seguidores y huyó a Nigeria, donde fue capturado y, tras fuertes presiones, entregado a la justicia internacional.