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Landis se contradice sobre su dopaje en el Tour de Francia

Malibú

El ciclista estadounidense Floyd Landis ha tenido que hacer malabarismos lingüísticos para superar el contra interrogatorio a que fue sometido hoy con relación no a su caso de dopaje sino al conocimiento que tenía de las amenazas que uno de sus consejeros hizo contra el tricampeón Greg LeMond.

Landis volvió a ocupar el asiento de los testigos que participan en su caso por haber dado positivo al consumo de testosterona sintética en el pasado Tour de Francia, y esta vez no tuvo una sesión tan "idílica" como cuando el pasado sábado explicó los motivos que justificarían su inocencia.

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Los abogados de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA, siglas en inglés) fueron directos en sus preguntas a Landis y con las mismas cuestionaron de principio a fin su credibilidad como persona y el conocimiento que tenía de las amenazas hechas a LeMond sobre el secreto que le había contado, que habían abusado sexualmente de él cuando era niño.

Landis fue cuestionado sobre el color de las corbatas que ha llevado a la audiencia, el tiempo que necesitó para despedir a su ex consejero de negocios, Will Geoghegan, y sobre las declaraciones que había hecho sobre su estrategia de "ganar" como fuese el caso sobre el positivo por dopaje tras la decimoséptima etapa del Tour de Francia.

De nuevo la presencia de Landis rompió la monotonía de la audiencia que se ha movido del aburrimiento de las exposiciones hechas por los expertos científicos hasta la tensión que generó el testimonio de LeMond cuando denunció a Geoghegan por haberle amenazado para que no declarase.

Los abogados de la USADA insistieron en el interrogatorio a Landis que éste no era ajeno a lo que hizo Geoghegan, al que ahora quieren dejar solo como el único responsable de la llamada de amenaza cuando tenía toda la información que LeMond le había dado sólo a su compatriota y ganador del pasado Tour de Francia.

Durante dos horas, Landis trato de hacer todo tipo de equilibrio en sus respuestas, muy pensadas, poco naturales y sobre todo demasiado escuetas, sin que pudiera despejar todas las dudas que hay en torno a su posible conocimiento de las amenazas.

El dramático y sorprendente testimonio que el pasado jueves ofreció LeMond va a ser sin discusión el peor enemigo para la credibilidad de Landis y que le puede costar que el tribunal de tres jueces independientes se decidan por su culpabilidad en el caso de dopaje.

De hecho, los abogados Howard Jacobs y Maurice Suh, que dirigen el equipo legal de Landis, trataron por todos los medios de objetar constantemente las preguntas que le hacía a su cliente el letrado Matthew Barnett, en representación de la USADA. "¿Podría estar de acuerdo, como su madre ha dicho, que el carácter de una persona es más revelador por sus acciones que por su palabra?", preguntó Barnett a Landis. El campeón del pasado Tour de Francia se limitó a decir que "suena como un buen refrán", una respuesta que no le ayudó demasiado.

Menos le gustó a Landis la siguiente batería de preguntas que le hizo Barnett y en las que le mostró tanto a él como a Geoghegan como a dos personas sin ningún tipo de remordimiento por lo que trataban de hacer con las amenazas a LeMond y sólo cuando fueron revelados los detalles de la llamada telefónica en pleno testimonio actuaron. Barnett también trató de dejar en evidencia a todo el equipo legal de Landis que despidieron a Geoghegan una vez oído el testimonio de LeMond. Landis admitió que Geoghegan no le había comunicado lo su cedido con la llamada hasta que no llegaron a la sala de audiencia el pasado jueves. Pero Barnett reiteró que si ya lo sabían antes de producirse el testimonio de LeMond, no se entiende muy bien por qué esperaron a despedirlo una vez salió a la luz la amenaza.

"Viéndolo desde la distancia, probablemente debería haberlo despedido de inmediato, pero necesitaba hablar con alguien", respondió Landis, visiblemente inquieto y serio. Tampoco se sintió cómodo Landis cuando los abogados de la USADA intentaron relacionar su conocimiento de lo que tenían preparado para LeMond con la llegada a la sala de audiencia, vistiendo una corbata negra en lugar de la amarilla que había utilizado durante los días anteriores. "Usé el negro por ese mismo motivo, porque era una cosa terrible lo que sucedió", respondió Landis. "No era una cosa como para celebrarlo con una corbata amarilla". Entonces Barnett le preguntó si ¿el lazo negro era una ayuda simbólica para LeMond?. "No. Era un desastre. Nada bueno podía salir de ese día", señaló Landis en su respuesta.

El "desastre" continuó el pasado lunes cuando su nuevo encargado de negocios, Brent Kay, dio a conocer una carta en la que comunicaba el ingreso de Geoghegan en un "programa de rehabilitación para superar sus problemas personales". Los abogados de la USADA también le preguntaron a Landis por qué no intentó convencer a Geoghegan de que no hiciese la llamada a LeMond cuando iba a poner en peligro su propia credibilidad. "Es mi amigo", respondió Landis. "Pensaba que estaba haciendo una llamada para llegar a algún acuerdo positivo, sin saber de que tipo, y luego resultó ser un verdadero problema". Barnett completó su interrogatorio con la pregunta relacionada con dos comentarios que habían hecho Landis y Geoghegan, en los que habían asegurado que su equipo de asesores haría cualquier cosa para ganar el caso. Landis no quiso entrar en mayores explicaciones. Mientras tanto, el sargento de la oficina del sheriff del condado de Los Angeles, con sede en Malibú, dijo que un detective está investigando la denuncia que presento LeMond después de haber recibido la llamada amenazante. El episodio de LeMond ha sido el que hasta ahora ha centrado la atención del caso y nadie tiene interés en lo que puedan decidir los expertos y científicos sobre los datos relacionados con el positivo de Landis.

 
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