Irán elige al sustituto de Jatami
El clérigo moderado Rafsanyani, favorito en las elecciones
Irán, un país viejo con una población mayoritariamente joven, decidirá hoy entre continuar bajo la teocracia islámica de los mulás o avanzar por la senda de un reformismo no menos islámico pero bastante menos represivo.
Desde las seis y media de la mañana (hora española) han abierto los colegios electorales en Irán. 47 millones de personas van a elegir sucesor del presidente Jatami, que cumplido el máximo de dos mandatos sucesivos. La clave va a estar en el voto joven porque dos tercios de la población es menor de 30 años.
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Entre los candidatos conservadores, a lo largo de la campaña electoral ha ido surgiendo la figura del ex presidente Akbar Hashemi Rafsanyani, quien hábilmente ha jugado la baza de presentarse como el conservador moderado cuya victoria podría presentarse en última instancia como un "mal menor" para los reformistas. Rafsanyani quiere reestablecer relaciones con Estados Unidos y tiene experiencia en el cargo, ya que fue presidente entre 1989 y 1997.
La sorpresa puede llegar de Mustafá Moín, ex profesor que cuenta con el seguimiento de los universitarios y jóvenes emergentes del país. En juego está la tensión con los norteamericanos por el programa nuclear iraní, su papel en la vecina y convulsa Irak y los planteamientos de reformas constitucionales que favorezcan los cambios en el país.
Contradicciones en Irán
Un cuarto de siglo después de la revolución, y con el país inmerso en un período de transformación social y política, esos mismos jóvenes quieren reformas, y con ese espíritu eligieron en 1997 presidente a Mohamed Jatamí, cuyas ideas aperturistas le enfrentaron directamente con las jerarquías conservadoras del clero, cuyo máximo exponente es el guía supremo, Alí Jamenei.
En Irán no hay una verdadera democracia que merezca tal nombre, como revela la capacidad de veto que tienen las autoridades judiciales y religiosas para impedir que prosperen las candidaturas de la oposición que les resultan molestas o las restricciones de todo tipo a que se ve sometida la prensa. Sin embargo, en ningún otro país islámico se celebran tantas elecciones como en éste, más que en cualquiera de los aliados musulmanes de Estados Unidos.