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Blair pide perdón por las armas de destrucción pero nunca lo pedirá "por derrocar a Sadam"

Un manifestante le gritó "tienes sangre en las manos" por la guerra de Irak

Tony Blair intentó pasar página sobre la guerra de Irak durante su intervención ante el congreso laborista. Pidió disculpas por haber dicho que Sadam tenía armas de destrucción masiva pero añadió que nunca pedirá perdón por haber derrocado al dictador iraquí. Fue el único atisbo de autocrítica sobre Irak de toda su intervención.

El primer ministro británico, Tony Blair, urgió hoy al Partido Laborista a zanjar sus divisiones por la guerra de Irak para alcanzar un objetivo histórico: lograr un tercer mandato en las elecciones generales previstas para 2005. Algunas protestas relacionadas con la guerra de Irak y la caza del zorro irrumpieron en la conferencia.

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El primer ministro intervino ante el congreso anual laborista, que se celebra en Brighton (sur de Inglaterra), con un apasionado y elocuente discurso interrumpido dos veces por protestas de algunos delegados contra la guerra y la abolición de la caza del zorro.

Ese deporte también fue objeto de manifestaciones fuera del Centro de Congresos de Brighton, donde miles de personas alzaron su voz contra el proyecto de ley para prohibir esa tradicional práctica, bajo la estricta vigilancia de la policía antidisturbios.

Dentro del recinto, Blair, recibido con tres minutos de aplausos por unos 4.000 militantes laboristas, planteó una alocución en la que buscó ahuyentar el "fantasma" de Irak para centrarse en asuntos de política nacional, con la vista puesta en los comicios generales.

Pero tal empresa no resultó nada fácil, dada la persistente violencia en ese maltrecho país y el secuestro del ingeniero británico Ken Bigley, de 62 años y amenazado de muerte por un grupo radical islámico.

El líder laborista volvió a defender la invasión que derrocó al ex dictador iraquí Sadam Husein, si bien admitió los fallos de los servicios de espionaje occidentales sobre las supuestas armas de destrucción masiva iraquíes.

"El problema es que puedo pedir perdón por la información que resultó equivocada, pero, sinceramente, no puedo disculparme por derrocar a Sadam. El mundo es un sitio más seguro con Sadam en prisión y no en el poder", sentenció el jefe de Gobierno.

"SANGRE EN LAS MANOS"

Al inicio de su disertación, Blair envió sus "condolencias" a las familias de las víctimas británicas, ofreció su "apoyo y solidaridad" a Ken Bigley y, justo en ese momento, un manifestante le interrumpió con el grito "`Tienes sangre en las manos!".

La mayoría de los delegados, entusiasmados con su líder, abuchearon al discrepante, mientras Blair replicó, con mucho temple: "No hay problema, usted puede protestar. Menos mal que vivimos en una democracia y puede hacerlo".

Blair reconoció también que el problema de Irak ha "dividido" tanto a su país como a su propio partido, pero hizo hincapié en que, al margen de esas discrepancias, "deberíamos estar unidos en nuestra determinación de apoyar al pueblo iraquí".

UN NUEVO FENÓMENO

Además, el primer ministro recordó que los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos "cambiaron el mundo", que ahora se enfrenta a "un nuevo fenómeno: un terrorismo global basado en la perversión de la fe honrada, pacífica y verdadera del Islám".

Esos terroristas -insistió- "están en Irak" y "han elegido ese campo de batalla porque saben que nuestro éxito no es sólo el éxito de EEUU, el Reino Unido o Irak, sino el de los valores y la forma de vida que representa la democracia".

Momento de la protesta contra Blair

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