El cineasta Woody Allen cautiva al público español... con su música
El público donostiarra abarrotó el Auditorio Kursaal de San Sebastián para satisfacer la curiosidad de observar en carne y hueso a Woody Allen, esta vez en su faceta de intérprete de clarinete, como el jueves pasó en Salamanca y hoy ocurrirá en Barcelona.
El neoyorquino logró que las 1.800 entradas (algunas de ellas a 80 euros) puestas a la venta a finales de julio se agotaran en pocas horas, lo que habla del gran interés del público donostiarra por ver y oír al mito por primera vez.
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Su estrella nunca había iluminado San Sebastián, pese a su inclinación por estrenar su puntual criatura anual en festivales de cine europeos, que casi siempre son Cannes o Venecia, para disgusto de los organizadores del certamen donostiarra, que observarán con melancolía el fugaz paso de Allen por la ciudad dos semanas antes del comienzo del Zinemaldia.
Al director del certamen donostiarra, Mikel Olaciregui, presente en el Kursaal, quizá se le abrió una puerta a la esperanza cuando escuchó a Allen, en una de sus tres intervenciones al micrófono, cantar las alabanzas de esta "preciosa ciudad en la que no había estado nunca" y por la que paseó esta tarde acompañado de "un maravilloso tiempo".
Pero el público donostiarra perdona sus ausencias y se afanó entusiasta en la tarea de descubrir a qué dedicaba su sagrado tiempo Woody Allen en el Michael's de Nueva York (desde que cerró el local en 1997 lo hace en The Carlyle) mientras en Los Angeles entregaban los premios Oscar a sus películas.
Gustó la música, rítmica, divertida y alegre, asequible a los oídos menos expertos, aunque seguramente la mayoría de los que abarrotaban el Kursaal habría saboreado de igual manera una de sus sesiones de psicoanálisis o una consulta con su mèdico de cabecera. La cuestión era contemplar a Allen siendo Allen.
La minigira española de Woody Allen & The New Orleans Jazz Band, que comenzó con éxito en Salamanca, llevará hoy al cineasta neoyorquino, que viaja junto a su mujer y sus dos hijas, a L'Auditori de Barcelona, para finalizar su presencia en Europa con un último recital en Vienne (Francia).