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¿Por qué hay telescopios de medio mundo en un pueblo de Albacete?

Rodeados como estamos de luces (con precios desorbitados, por cierto) alguien tuvo la feliz idea de ofrecer al mundo algo tan escaso como "noches oscuras"

¿Por qué hay telescopios de medio mundo en un pueblo de Albacete?

¿Por qué hay telescopios de medio mundo en un pueblo de Albacete?

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Albacete

Telescopios de medio mundo han encontrado alojamiento en un pequeño pueblo de Albacete. ¿Por qué? Porque rodeados como estamos de luces, (con precios desorbitados, por cierto), alguien tuvo la feliz idea de ofrecer al mundo algo tan escaso como "noches oscuras".

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Nerpio es el municipio más meridional de la provincia de Albacete y Castilla- La Mancha. Hace frontera con las provincias de Jaén, Murcia y Granada. El río Taibilla va recogiendo las aguas que bajan de los arroyos y barrancos de la Sierra de las Cabras y discurre hacia el Segura entre nogales, zarzas y escaramujos que trepan por las paredes del cañón. A ocho kilómetros, en la cumbre del Mingarnao (1650 metros sobre el nivel del mar), está el complejo astronómico AstroCamp. Fernando Ábalos, ingeniero de telecomunicaciones y Jefe de Operaciones. “Es un proyecto científico, técnico, que partió de la base de ofrecer un cielo oscuro a cualquier aficionado o profesional del mundo que lo necesite. Así es como nació la idea y por eso empezamos a buscar un sitio oscuro, con buena calidad de imagen, buen clima y con suficiente altura.

Las estrellas

El cielo de las estrellas se mide en magnitud. Es algo que viene de los griegos cuando a la estrella Vega la llamaron de primera magnitud. Y la oscuridad del cielo se mide también en magnitud, pero es el fondo del cielo donde no hay estrellas. El récord mundial está en 22 y en Nerpio tenemos 21,5 en las mejores noches.”

La climatología benigna que favorece numerosas noches despejadas y la altura, fueron también claves en la elección. Camilo Maranchón, astrofotógrafo y técnico de AstroCamp. “A mayor altitud, menor atmósfera, La atmósfera es un filtro terrible que hace que perdamos mucha definición. Cuanta menos atmósfera tenga que atravesar que nos viene de las galaxias y de las nebulosas, mucho mejor”

IMÁGENES DE JUAN JOSÉ PICÓN Y FERNANDO ÁBALOS / Foto SER

¿Cómo es el cliente de AstroCamp?

El complejo astronómico AstroCamp está integrado por casetas con techos retráctiles divididos en espacios compartidos por hasta tres telescopios y 6 cúpulas, que va a convertirse en 9 cuando terminen de instalarse las tres últimas que han llegado desde Canadá.

Hay clientes de todo el mundo, aficionados y profesionales, propietarios que venden tiempo para observar las estrellas, fotógrafos astronómicos (un astrofotógrafó alemán consiguió captar desde Nerpio un cuásar a 12.900 millones de años luz, el objeto más lejano conocido hasta entonces) y compañías que vigilan la órbita geoestacionaria situada a 35.786 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Fernando Ábalos. “Es una órbita muy codiciada, porque tiene la ventaja de que los satélites giran a la misma velocidad que la tierra. Entonces, vistos desde la tierra, cada satélite tiene una posición fija. No necesitas antenas que realicen un seguimiento, ni motores, ni nada. Pero es una órbita tan codiciada, que está llena de satélites y, cuando uno se desvía de la órbita, puede ser una amenaza para sus satélites vecinos. Observar eso y avisar a los vecinos es un negocio”.

Complejo Astronómico de AstroCamp en Nerpio (Albacete); Juan José Picón, astrofotógrafo aficionado desde su casa de Madrid / AstroCamp

Juan José Picón es el único cliente español. Es aficionado a la fotografía astronómica. Tiene un telescopio refractor apocromático instalado bajo el techado de una de las casetas del complejo. Vive en Madrid y lo maneja por control remoto. Todos los telescopios alojados en la cumbre del Mingarnao son guiados a distancia desde distintos lugares del mundo. Los techos, que solo se abren si la noche está despejada, si no llueve y no hay polvo en suspensión, comienzan a dejar a ver el cielo a las ocho y treinta y nueve minutos de la tarde. Fuera de las instalaciones, las cabras y ovejas que pastan libres por la sierra, bordean la vaya y toman el camino hacia el alto donde pasarán la noche cerca de las antenas de telefonía y el puesto de vigilancia de incendios. Todavía hay demasiada luz para observar el espacio. El crepúsculo astronómico no se alcanzará hasta que el sol esté 18 grados por debajo del horizonte. Pero a más de 400 kilómetros, en Madrid, Juan José realiza algunas tomas de calibración e introduce los datos para que el telescopio se ponga en posición e inicie la secuencia de trabajo cuando la región del cielo que quiere fotografiar sea visible. “Lo que tengo previsto fotografiar esta noche es una zona al sur de la constelación de Cefeo donde está la Nebulosa de la Burbuja. Este es el programa de control del telescopio. Ahora le damos, le decismo que vaya hasta la Constelación de la Burbuja y empezará a moverse el telescopio. El telescopio se quedará toda la noche haciendo la secuencia de fotos que he programado. Y cuando acabe, se irá a la posición de aparcado y los techos acabarán cerrándose. Yo sólo tendré que decirle al ordenador que controla el telescopio en AstroCamp que me envíe las fotos a casa y ya está.”

FERNANDO ÁBALO, JEFE DE OPERACIONES EN EL COMPLEJO DE ASTROCAMP / Foto SER

AstroCamp cobra una mensualidad por ofrecer el lugar, por el cierre y apertura de los techos y por el mantenimiento de los telescopios. Fernando Ábalos: “Los precios pueden empezar por 150 euros al mes y acabar por 600 o incluso 1200 euros. Es muy variado, depende si son aficionados, si son empresas, si el cliente hace negocio... También depende del tamaño del telescopio, si tiene cúpula o está en una caseta... Tenemos todo tipo de clientes. Este es un ruso que se lo ha hecho todo. Menos la cámara, todo se lo ha hecho él. Y además vino en coche con su mujer desde Rusia a montarlo. Pero este es un inglés que no ha visto nunca su telescopio. Lo compró y puso Nerpio de dirección de entrega. Entonces nosotros lo hemos puesto a punto, hemos hecho el pedestal a medida y lo hemos instalado”

Son las once de la noche, la obscuridad es absoluta en la cumbre del Mingarnao. El pueblo de Nerpio está oculto tras las montañas. Se ha levantado un poco de viento que trae el tintineo aislado de alguna esquila. El telescopio Takahashi FSQ-106 con cámara ATIK de Juan José Picón sigue a la Nebulosa de la Burbuja.

Severino Donate

Severino Donate

Llegó a la SER en 1989. Ahora hace reportajes.

 
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