¿A quién culpamos? ¿A la luna llena?

Madrid

¿Y si el coronavirus nos ha hecho perder la empatía? ¿Y si, por alguna razón que deberá estudiar la ciencia, todos estos meses de confinamiento, de restricciones, de tensión y miedo nos ha terminado por asalvajar?

Es imposible no sentir cierto estremecimiento al ver las imágenes de la última paliza brutal protagonizada por un grupo de chicos y chicas. Ocurrió en Amorebieta, otra vez un joven rodeado por una manada de personas envalentonadas, violentas hasta el enseñamiento.

¿Por qué tanta violencia, por qué ese impulso deshumanizador que les lleva a golpear y grabar, a hacer daño y compartirlo? ¿Por qué esa irracionalidad que ni siquiera los lleva a pensar en las consecuencias de sus actos? En lo que pasó con Samuel, en lo que les está pasando a los autores de aquel crimen. Violencia y exhibición de la violencia, palos y risas, es terrible. Y como respuesta no merece la condescendencia del adulto que observa lo que ocurre como un fenómeno adolescente que se pasa con la edad.

En los seis primeros meses del año han aumentado los delitos de odio, casi un diez por ciento. 610 casos, en su mayoría por racismo, por ideología y por orientación sexual. ¿A qué les suena? ¿Desde qué espacios creen ustedes que se están agitando las aguas del odio? Si desde las tribunas políticas se desprecia al rival de forma descarnada y con una virulencia toxica, si desde los espacios de opinión de algunos medios se insulta, se grita, se descalifica, se señala, se ridiculiza, si en las redes sociales se odia y se acosa, cuando repunta la violencia y los delitos de odio, ¿A quién culpamos? ¿A la luna llena?