La VentanaLa opinión de Carles Francino
Opinión

Cuentos de reyes

"Al final lo importante es la utilidad que tienen las instituciones y si las personas que están al frente ejercen sus funciones con eficacia, con dignidad, o son un desastre. Creo que esa es la pregunta que debemos hacernos al final de un año que nos ha puesto a prueba hasta límites que no esperábamos", la opinión de Carles Francino

Cuentos de reyes

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Madrid

Esto de los reyes… Vamos a ver, no hablo en concreto de los reyes magos, ni del emérito, ni del discurso de Felipe VI, que ya dirá esta noche lo que tenga que decir, o lo que pueda, o lo que quiera. No hablo tampoco de la reina de Inglaterra, ese prodigio de longevidad monárquica, que ahora debe estar esperando -como todos- a ver si finalmente hay acuerdo con lo del Brexit. No, no hablo de ellos.

Pero esto de los reyes, como así en general es una cosa un poco rara, pues claro a veces surgen historias que dices “hombre…” aquí estamos en lo que estamos, y tenemos la historia que tenemos, pero en Tailandia, por ejemplo, eso ya son palabras mayores.

En Tailandia tienen un rey, que se llama Maha Vajiralongkorn, que como característica más destacada tiene que pasa muy poco tiempo en su país, poquísimo. Lo habitual es que esté en Alemania, con la esposa de turno -porque lleva ya unas cuantas- y también con algunas de sus 20 concubinas. Pero es que cuando está en su país, como ahora, que ha vuelto a casa por Navidad, si algún cortesano se le atraviesa -por lo que sea- ordena que le afeiten la cabeza. Hombre, siempre es mejor eso que no que se la corten, pero vaya, tampoco está mal. Cualquier persona que se cruce con él tiene que postrarse en el suelo; no un saludo especial, una pequeña reverencia… No, no: postrarse. Rama X -que pilota su propio avión- está a partir un piñón con el ejército, controla directamente la oficina de propiedades reales, que tiene unos activos de más de 30.000 millones de euros, y entre unas cosas y otra,s como a su padre parece que la gente le quería mucho, pero a éste no tanto, pues tiene a los tailandeses -sobre todo a los jóvenes- protestando en la calle y exigiendo reformas.

Hay una crónica hoy en el diario ‘El País’, firmada por Paloma Almoguera, que no tiene desperdicio. Y leyéndola he pensado que las instituciones -no sólo la monarquía, ¿eh?- pueden ser arcaicas, modernas o mediopensionistas, -hombre, mejor que sean modernas, y democráticas por descontado- pero al final lo importante es la utilidad que tienen y si las personas que están al frente ejercen sus funciones con eficacia, con dignidad, o son un desastre. Creo que esa es la pregunta que debemos hacernos al final de un año que nos ha puesto a prueba hasta límites que no esperábamos. Y en el que, a pesar de todo, toca desearnos feliz Navidad.

 
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