España y los rebrotes: entre la vergüenza y la irresponsabilidad

Madrid

Es una vergüenza que seis meses después de la explosión de la pandemia, en este país sigamos manejando datos diarios discutibles, que ya no se actualicen las cifras globales los fines de semana en pleno estallido de los rebrotes. 

Es sonrojante que no exista un criterio común sobre la conveniencia de usar la mascarilla en todas las situaciones. Es bochornoso que las comunidades hayan sido incapaces de desplegar una red de rastreo suficiente. Que pese a haber sido uno de los países más golpeados por la epidemia, presentemos una de las cifras de rastreadores más baja.

Es muy preocupante asistir al combate público entre administraciones, entre ayuntamientos catalanes y la Generalitat.

Es lamentable también la falta de responsabilidad que demostramos. Todos, los mayores y los jóvenes. Los que se van de fiesta como si sus abuelos no se hubieran jugado la vida y los que huyen de Barcelona o de Zaragoza como si no les importara nada lo que pueda ocurrir, los que llenan las playas de Barcelona como si tuviesen problemas de compresión de la realidad. Si nos lo prohíben, muy obedientes, pero si nos lo piden, muy egoístas. En fin.