Fuego y chinchetas
Musica | Ocio y cultura

'Corazón roto y brillante', el disco sobre una ruptura que llega justo a tiempo

El sexto disco de Chucho indaga en los celos, las onomatopeyas o el placer de transitar caminos difíciles

Fernando Alfaro, conocido también por Surfin' Bichos, es uno de los referentes históricos del indie español

Chucho está formado por Fernando Alfaro (i), Juan Carlos Rodríguez y Javier Fernández. / INTROMÚSICA

Madrid

Fernando Alfaro ya es historia viva de la música española. La estela de su primera banda, Surfin' Bichos, lleva más de 20 años nutriendo a la cantera indie. Pero luego llegó Chucho y –seis discos después– ya no está tan claro cuál es el grupo más importante de su vida. "Me cuesta mucho responder a eso", dice por teléfono.

Corazón roto y brillante (Intromúsica, 2020) es un disco conceptual que se adentra en los detalles y las contradicciones de una ruptura sentimental. Un asunto de rabiosa actualidad que el propio Alfaro ha experimentado recientemente y que, contra todo pronóstico, también exhala "brillo y libertad". La publicación del disco, además, coincide con la de un libro, Pere y Maria, basado en la misma historia.

Los paisajes sonoros que recorre el disco no son muy distintos a los que este músico manchego había mostrado hasta ahora: una base pop con influencias de indie rock que por momentos entra en erupción y expulsa obsesiones de cualquier género: vals, reggae, bandas sonoras del oeste...

Pero también son clave las letras y el cómo las canta. Hay quien compara la voz de Fernando Alfaro con la de Epi y Blas. Él prefiere acogerse al concepto "suavidad rota". El resultado, en cualquier caso, vuelve a rozar la excelencia. Al escuchar Hoamm, Sombra lunar o La carretera de la costa ya no hay vuelta atrás.

El confinamiento ha hecho estragos y los divorcios están batiendo récords. ¡Qué gran momento para publicar un disco conceptual sobre la ruptura sentimental!

No ha sido algo premeditado, pero sí, varios conocidos me han comentado que se estaban sintiendo identificados con la historia. De todas formas, no solo es un disco de ruptura. También hay canciones de amor turbio y hasta de amor luminoso. En el disco hay algo de esperanza vibrante y un aura pop que no es lo que te esperas de un disco de ruptura.

¿La esperanza de volver?

En toda ruptura siempre está ese componente, pero me refería más bien a una esperanza general antropológica porque toda ruptura también es una liberación y surge un optimismo que no parece racional, pero termina siéndolo porque es lo que nos hace seguir vivos. Si no fuera por el amor, no seguiríamos adelante. Parece una letanía de frases de autoayuda, pero es cierto: todo cambio tiene una vertiente positiva.

¿Trabajas el género de la autoayuda?

La verdad es que nunca he leído un libro de autoayuda. Ni ahora ni nunca. Y no voy a criticar a quien lo haga, pero no creo que lo haga…

'Hoamm' tiene algo de canto budista...

Es una onomatopeya más fantasmal que budista, en realidad. Dimos con ese sonido mezclando teclados analógicos con mi propia voz, y expresa algo que también es un cúmulo de sentimientos relacionados con los celos. Además es la canción más descriptiva del disco. La que más habla de la relación entre Pere y Maria. Al haberla llevado también a un libro, recurres a una técnica narrativa, lo explicas en tercera persona y te ayuda a frontarlo mejor.

¿Tienes la sensación de que 'Hoamm' acabará siendo una de las grandes canciones de Chucho?

No lo sé. No tengo esa preocupación. Con el tiempo, ya veremos. Hay canciones que esperas que trasciendan y luego no lo hacen tanto. Con otras, en cambio, pasa al revés… ¡Es algo muy chulo! Forma parte de las sorpresas y está bien que así sea porque si pudiera componer conscientemente canciones memorables, me aburriría un poco. Casi prefiero que sea algo casual. Casi como la pandemia y las rupturas…

¿Dónde te pilló el confinamiento?

Llevaba 10 años en Barcelona, pero tuve una ruptura y me vine a la casa familiar, en un pueblo del sur de Albacete, cerca de Cazorla. Quería aislarme un poco para escribir un par de movidas. El relato de 'Pere y Maria', y un encargo que ya me habín pagado. Pero claro, el aislamiento ha sido total y, de hecho, me he dado cuenta de que nunca había vivido solo porque en mi vida he pasado de una pareja a otra, pero sin estar solo. Y bueno, he descubierto que me gusta la soledad. También ha habido momentos duros, claro.

La publicación de 'Corazón roto y brillante' coincide con la del relato 'Pere y María'. Sidonie ha hecho lo mismo con 'El regreso de Abba' y, de hecho, cada vez es más habitual que los músicos también escriban: Santi Balmes (Love Of Lesbian), Antonio Luque (Sr. Chinarro), Zahara, Miguel Rivera (Maga)... ¿Será el efecto Dylan?

Las primera parte de la memorias de Dylan está muy bien, ¡por cierto! No solo para sus fans. Pero el Nobel fue por sus letras… No he leído a los artistas que mencionas, pero en este caso el relato y el disco se basan en la misma historia. Inicialmente 'Pere y María' iba a ser un relato corto, pero al final me han salido 12 capítulos –uno por cada canción– que siguen el orden y la estructura del disco. Las casualidades acaban dando lugar a las cosas creativas.

¿'La feria animal' es Tinder?

En realidad tiene el soniquete de canción infantil antigua y el texto es como un cuento terrorífico, un poco gótico... Un cuento que el protagnista le cuenta a sus hijas y que habla del monstruo interior, de la visita de una chica que defiende a los animales. La canción vierte ideas sobre la corrección política. Pero cuando haces una canción y la publicas, deja de ser solo tuya. A veces sueltas cosas de forma inconsciente y dices cosas que no habías identificado, pero están...

¿Tinder es como una feria de ganado, entonces?

Yo no uso Tinder, pero por lo que me cuentan, sí. Estás ahí fijándote en la dentadura… [Risas].

El coronavirus ha sido un auténtico terremoto para el sector. Y llueve sobre mojado...

Sí, la música lleva años precarizándose. Es difícil dedicarte solo a la música porque, últimamente, lo que te da de comer son los conciertos. Los royalties son un mero complemento... Por eso yo hago conciertos de todo tipo: acústicos, auditorios, festivales… ¡Y ahora se ha caído todo! Es verdad que ya hay quien empieza a plantear conciertos al aire libre en grandes recintos y con poco aforo, pero que sea viable no quiere decir que sea rentable. Aún así, lo haremos. ¡Se va a hacer! Pero el mazazo económico ha sido brutal y no solo para los artistas.

¿Qué tiene que cambiar?

El sector de la música ya genera beneficios considerables, pero podrían ser aún mayores. ¡Podríamos ser una potencia cultural! Pero para eso tendríamos que ponernos de acuerdo y actuar. Y no hablo de apoyo público, que por supuesto es necesario, sino de cómo actuar como país. El trato que le damos a la cultura en general… No digo que el consumidor tenga que pagar más, pero hay grandes corporaciones que nunca pierden.

¿Chucho es el grupo de tu vida? ¿Más que Surfin' Bichos?

Me cuesta mucho responder a eso porque hemos reactivado Surfin' Bichos y estamos en contacto. El año pasado hicimos una gira y, aunque no nos hemos planteado grabar material nuevo, yo los siento al mismo nivel.

Te considero uno de los padres del indie español. ¿Estás de acuerdo?

Yo empecé a escuchar música en la época del punk y el término indie, que tan alegremente venimos usando, viene de esa época. Los 'indie charts' eran las listas de los sellos independientes que no podían competir con las multinacionales porque no vendían en en grandes superficies. Pero el término se constriñó y parece que solo sea indie el shoegaze de raíz británica. Yo, en realidad, nunca me he identificado con eso. Me he sentido más cerca de bandas como Violent Femmes. Gente más inclasificable... Pero bueno, por el momento en el que aparecimos y por gustos musicales que teníamos –totalmente fuera del maistream–, sí nos acabamos considerando indies. Al final, de hecho, yo mismo acabé usando el término para referirme al estilo musical cuando, en realidad, no lo era. Además varios grupos paradigmáticos del indie han trabajado con multinacionales...

Como Los Planetas...

¡Y como Surfin' Bichos! [Risas].

¿Qué opinas de la escena actual?

Cuando trunfó el bolero, muchas canciones del pop occidental sonaban a bolero. La irrupción de la música urbana tiene que ver con lo que la gente joven escucha y hace. Hay modas, movimientos... y cuando vas a una discoteca, lo percibes. Pero la música, en los últimos años, se ha diversificado mucho. Toda propuesta tiene sus seguidores y también sigue habiendo un rock de guitarras que no bebe ni de los 90. ¡Es de los 70! Que haya gente muy joven a la que le gusta utilizar el mismo lenguaje, yo lo veo con simpatía, claro.

¿De qué habla 'La carretera de la costa'?

Trata sobre elegir el camino difícil. Cuando Surfin' Bichos entramos en RCA, en la época de 'Hermanos Carnales', me dijeron que había elelgido el camino difícil. Y no puedo menos que estar de acuerdo, pero es que además me congratulo. ¡Elijo esa carretera! ¿Para qué llegar? La meta de la vida no mola mucho. ¡Yo quiero vivir! Pero bueno, también tiene que ver con la premonición de una ruptura…

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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