Run-run en la España paleta
"A ver si resulta que España se nos va a romper por donde menos esperamos: con ciudadanos de primera y de segunda", la opinión de Carles Francino
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Madrid
Con permiso del caos que está provocando la calima en Canarias y del pánico por el coronavirus, me van a permitir que hoy abra ‘La Ventana’ hablando de la España paleta. Creo que esa expresión -ofensiva, ignorante, rayana en el supremacismo- que utilizó el otro día la presidenta de la Comunidad de Madrid podría servirnos como banderín de enganche para agrupar los focos de cabreo que van aflorando por todo el país.
Es verdad que Díaz Ayuso tenía como destinatarios últimos de su invectiva a los políticos catalanes -eso por encima de todo- pero dado que habló también de leoneses, navarros, baleares… y que sus palabras se entendieron -luego ha rectificado, ha matizado- como una especie de enmienda a la totalidad, pues yo propongo agarrarnos a esa definición, aprovecharla para constatar que esa España supuestamente paleta -la que no vive en Madrid ni en ninguna de las grandes capitales- ha entrado en fase de ebullición.
La prueba más evidente es la movilización de agricultores y ganaderos que no va a parar fácilmente, y que ha cogido con el pie cambiado a casi todo el mundo. Pero es que luego está el fenómeno de ‘Teruel existe’ como símbolo del hartazgo, la eterna reivindicación del tren de Extremadura o de Galicia, la sensación de desamparo en comarcas como El Bierzo, un montón de pueblos que van perdiendo servicios al tiempo que se vacían, los problemas de la insularidad…
Hay multitud de historias que tienen que ver con la desigualdad económica, pero no sólo, que conforman -efectivamente- eso que algunos consideran la España paleta, donde suena un run-run que yo no sé en qué quedará, pero al que, sinceramente, creo que hay que prestar muchísima atención. A ver si resulta que España se nos va a romper por donde menos esperamos: con ciudadanos de primera y de segunda.