La VentanaLa opinión de Carles Francino
Opinión

El espejo italiano

undefinedVÍDEO: BEA POLO

Madrid

Dice el refrán que “mal de muchos, consuelo de tontos”, o sea que, si tú haces el imbécil, te quedas como imbécil, aunque tengas otros iguales alrededor. Pero hay otro refrán -este es el preferido de nuestro compañero Javier Álvarez- que dice: “Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”. Traducido, no conviene ignorar las señales de alarma cuando en algún escenario parecido al tuyo las cosas se ponen feas.

¿Cuántas veces habremos escuchado en los últimos meses que la política española se está italianizando? Por la fragmentación parlamentaria, por los bloqueos cruzados, por el ascenso de la ultraderecha, por la inestabilidad y también por las formas. La cantidad de insultos, improperios y descalificaciones por metro cuadrado ha llegado a extremos insoportables.

Lo próximo ya es llegar a las manos, directamente; el famoso ‘Duelo a garrotazos’ de Goya. Y si tanto nos gusta mirar a Italia, bueno, pues ayer ya nos enseñaron el camino. El pleno del parlamento, por cierto, coincidiendo con la visita de un grupo de escolares, acabó a hostia limpia.

El espectáculo fue bochornoso: patadas, puñetazos, empujones, incluso voló algún sillón. La chispa la prendió una diputada de la neofascista ‘Hermanos de Italia’ al asegurar que Italia financia con miles de millones a la banca alemana para protegerla del Brexit, lo cual es una mentira y una estupidez como una casa, pero da igual, cumplió su objetivo, que era liarla.

Bueno, pues en España -insisto- creo que estamos a un pasito de las bofetadas. Las aberraciones de Vox sobre el machismo o los inmigrantes ya son un buen material inflamable, pero es que además aquí tenemos la vena patriótica y de las esencias, que eso ya se sabe que arde como la yesca. Expresidentes que alertan del apocalipsis si entran comunistas en el gobierno, empresarios que pronostican una fuga de capitales si ese gobierno se consolida, parlamentos que votan ilegalizar partidos nacionalistas, independentistas que hablan de España casi como una dictadura -o sin casi-, presidentes autonómicos que se mofan de la sardana y del sentimiento nacional de muchos catalanes, magistrados del constitucional que hablan de supremacismo… Lo dicho. Siguiente estación: los guantazos.

¡Ah, por cierto! En menos de una hora se reúnen delegaciones de Partido Socialista y Esquerra Republicana. ¡Por favor, al menos que no se peguen!

 
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