Con los ojos vendados

Madrid

Dicen que el entorno de Sánchez está muy enfadado y también el de Iglesias. Dicen que todos critican sus movimientos para constituir un gobierno. En lo que nadie repara es en las urgencias sociales de las políticas que pretenden implantar. Que solo hay especulación y fantasmas, pregoneros de grandes males para el país. Males que agita la derecha con la esperanza de que aún sea posible una rectificación, la ruptura con Podemos y un acuerdo con PP y Ciudadanos. No creo que tal cosa vaya a ocurrir, pero, ¿qué sabe nadie de esas políticas que ese gobierno de coalición pretende implantar?

La sociedad está siguiendo este proceso con los ojos vendados. Hasta el momento la derecha está asustando con los horrores que nos aguardan, pero la izquierda solo nos cuenta unos pocos de sus movimientos tácticos. ¿Cómo pretenden Sánchez e Iglesias conquistar la confianza de la opinión pública si ésta solo recibe filtraciones de organigrama? Si habrá dos vicepresidencias, en principio antagónicas y una tercera para arbitrar. Que tal vez, por primera vez, haya un matrimonio en el gobierno con Irene Montero y Pablo Iglesias. En fin, lo que solo para tertulias de café. Café con cicuta, por cierto. Si todo lo está ocupando el acuerdo con Esquerra que es indescifrable para el público en general. Un encuentro entre una Esquerra que quiere ser institucional y asamblearia a la vez con un PSOE que busca el apoyo de quién denuncia en los foros internacionales como enemigo del Estado requiere muchas explicaciones y no se ha dado ninguna.

Sánchez e Iglesias deben enfadarse poco y entender que preparan un plato político inédito al que muchos se acercan con apresión y que tienen que esforzarse mucho para hacerlo atractivo. Las militancias apoyan en masa pero todo gobierno necesita millones de apoyos mucho más allá de las militancias.