Galletas o pollo

Madrid

Supongo que muchas de las personas que nos están escuchando ahora mismo habrán pasado por la experiencia de quedarse a comer en el cole. Así que les pido que imaginemos, pues eso: un comedor escolar, con un montón de chavales, con sus bandejas, con sus platos, lo que sea. Hoy toca espaguetis y pechuga de pollo, por ejemplo. Y fruta de postre. Pero de repente vemos a una cría que se alimenta sólo con una lata de atún y galletas saladas. ¿Qué está pasando? ¿Cuál es la explicación? ¿Es alérgica al pollo? ¿Detesta los espaguetis? ¿Está cumpliendo alguna promesa, quizás se trata de una apuesta?

No, nada de eso. La niña es hija de inmigrantes y no puede pagar los cinco euros que cuesta cada día la comida en el cole. Y como no puede pagar, pues no la alimentan igual que al resto. Esto que les cuento no es de ninguna novela de Dickens ni de ninguna película del neorrealismo. Esto ha ocurrido en un pueblo de Italia y no sólo eso: es que los vecinos, la opinión pública está dividida: unos se llevan las manos a la cabeza, pero a otros les parece que está muy bien, que tiene toda la lógica del mundo. No pagas, no comes.

Bueno, hay que prestar mucha atención a Italia y a lo que está ocurriendo con la inmigración. Porque ahí tenemos a un tipo, ministro, vicepresidente, ya lo sé, pero un tipo llamado Salvini, ideólogo y promotor de estas barbaridades al que la ultraderecha española, con su líder Santiago Abascal a la cabeza, presenta día sí, día también como el modelo a imitar. Lo digo porque ahora que falta tan poco ya para las elecciones es algo que como ejercicio práctico nos podríamos plantear. Una simple pregunta mirándonos al espejo: ¿qué le daríamos a la niña que no paga: galletas o pollo, lata de atún o espaguetis? Igual la respuesta ayuda a algún indeciso y le anima a votar el próximo domingo.