Pasado, presente y futuro
Madrid
Si dispusiéramos de un aparato para medir la energía que invertimos en asuntos más o menos serios, hoy podría ser un día para hacer la prueba.
La ocurrencia, a mí me parece una ocurrencia, del presidente mexicano, López Obrador, exigiendo a España una disculpa por la conquista del país hace 500 años ha desatado una auténtica catarata de reacciones, con algún insulto incluido, propia de los grandes momentos. Eso está ahí y podemos comentarlo.
Pero el informe de la Agencia Española de Meteorología, un informe devastador sobre los efectos del cambio climático, eso ya no ha tenido tanta trompetería. Y no será que los datos no generen inquietud, ¿eh? Porque veranos que son cinco semanas más largos o superficies desérticas que han crecido en miles de kilómetros cuadrados no son cifras para tomarlas a broma; o para ignorarlas.
Pero, ¡ay, amigo! Donde esté una buena bronca sentimental, de piel, de raza, de banderas ahí que se quite todo lo demás. No digo que no sea importante, políticamente hablando, la reclamación histórica de López Obrador y todo lo que ha generado, pero si me dan a elegir, yo, sinceramente, prefiero cuidar el futuro. O al menos intentarlo. Que no tengan que estar los estudiantes, los jóvenes, echándonos la bronca todos los viernes por la porquería de país y de planeta que les estamos dejando.