El ignorante

Noticia bomba. Durante dos años y medio España tuvo a cargo de Interior al ministro más ignorante y menos estudioso de su historia, según se comprobó ayer ante el Tribunal Supremo. Y España no se hundió. Un país capaz de sobrevivir a Juan Ignacio Zoido es un país supercalifragilístico, un país que vale la pena.

Zoido es ignorante no por desprecio ajeno, sino porque lo ignoraba todo. No sabía cuántos guardias debían ir a Cataluña, y suerte que se lo chivó su secretario de Estado de Seguridad. No supo dónde estaban las urnas ni logró empapelar las papeletas. Pretendió saber que los Mossos d’Esquadra no comparecieron el día del referéndum, sólo porque no vio ninguna de sus unidades. Cuando el 155 nombró para jefe de la policía autonómica a Ferran López, pero no sabía que era el ayudante del Mayor Trapero. No sabía que la eficacia de sus intervenciones policiales, medida en cierre de colegios electorales apenas superó el 5%, tuvo que explicárselo el abogado de un procesado. No sabía que en las elecciones del 21 de diciembre trabajaron el doble de Mossos, pero menos de la mitad de horas. No sabía los cálculos del despliegue necesario (90.000 uniformados) que habían elaborado los técnicos, pero ayer consideró que suponía “una cifra muy alta, sin saber con qué criterio. Si supo algo es porque “me lo decían”. Si había algún error, o una escabechina innecesaria, era responsabilidad de los “operativos”. No sabía de la instrucción de que había que desalojar los colegios electorales salvo que contuviesen otras actividades: “yo no conocía ese detalle”. Desconocía los planes de seguridad diseñados porque no tenía “por costumbre” informarse de ello. No dio la orden de que Guardia Civil y Policía Nacional cargasen contra quienes ocupaban los colegios el 1-Octubre, pero cree que fueron “los operativos”. No le constó que había armas largas en los coches asediados de la Guardia Civil el 20 de septiembre. No fijaba los objetivos. Nunca preguntó quién le engañó sobre la cifra de heridos inflada por la Generalitat. Ni sabe si abrió expediente a quienes estropearon los coches de la Benemérita.

Y así hasta el infinito. Nunca hubo ni habrá otro igual, que lo ignore todo con tanto tesón y éxito. ¡Y estamos vivos!