El imperio de los simplones
Madrid
No suele ocurrir mucho ¿eh?, pero que un estudio elaborado con recursos y de forma concienzuda te dé la razón en algo que tú pensabas, o intuías, pues no deja de ser una alegría. ¿Verdad que muchos de ustedes ya habían notado que el debate político se ha convertido en los últimos tiempos, cómo lo diría, en algo un poco simplón, un poco tabernario, como de barra de bar, o de patio de colegio? Y no sólo en España, ¿eh? Bueno pues eso que, efectivamente, es muy visible, es muy notorio, tiene más enjundia de lo que parece.
No es que la crisis económica lo haya desballestado todo, no es que los políticos de última generación se hayan vuelto lerdos de golpe. No es que la revolución digital haya multiplicado la estupidez por metro cuadrado. No. Esto responde a un proceso que comenzó en Estados Unidos en los años 80. ¡En los años 80! Coincidiendo, por cierto, con la llegada de Ronald Reagan a la Casa Blanca; y que ha conseguido que triunfen los líderes que abordan problemas difíciles y complejos con respuestas simples, aparentemente seguras y de fácil comprensión.
¿Cuál el mejor ejemplo de esta teoría? Donald Trump, sin duda. O sea, que no es un accidente, no surgió de la nada. Y quienes lo han estudiado son investigadores de las universidades de Princeton, de Texas, de Ámsterdam, de Dublín, que se han dedicado a analizar centenares de miles de discursos, de entrevistas, de mítines, de textos políticos, de artículos… Un trabajo ingente y en varios países que les ha servido para llegar a esta conclusión. Moraleja, o pregunta: si ahora ya sabemos oficialmente que nos tratan como a idiotas, ¿Qué hacemos, seguimos igual o intentamos cambiarlo? Hombre, yo creo que al menos podríamos pensarlo un poquito.