El crimen de Llanes

Madrid

Si nos pusiéramos a medir la temperatura mediática, creo que hay pocas cosas que puedan competir con el juicio del “procés” y con toda la trompetería de la pre-campaña electoral. Pero hoy tenemos una historia, una historia a la que creo que hay que prestarle mucha atención: el crimen de Llanes; el asesinato de Javier Ardines, concejal de izquierda unida, sobre el que flotó durante bastante tiempo la sospecha de una “vendetta” por motivaciones políticas. El muerto, además de ser una persona muy conocida, no se andaba por las ramas a la hora de tomar decisiones como concejal de costas, medio rural y personal. No era ningún secreto la inquina que le tenían tanto algunos empresarios como algunos funcionarios del ayuntamiento y por ahí empezaron las pesquisas de la Guardia Civil.

Pero ahora se descubre que los motivos eran otros: todo apunta a un asesinato por encargo, es decir con la actuación de sicarios, y por motivos sentimentales; por la relación que la víctima mantenía con la esposa de uno de los detenidos.

Así que llegados a este punto, tres reflexiones muy breves que se me ocurren: la primera, cómo se le puede ir la olla a algunas personas con los puñeteros celos y la venganza; la segunda, qué miedo da saber que hay gente entre nosotros dispuesta a alquilar sus servicios para cargarse a alguien; y la tercera que por fin los vecinos de Llanes van a descansar tranquilos. Ahora sólo falta que no convirtamos entre todos ese pueblo en uno más de la ruta de las tragedias. En España somos bastante aficionados a hacerlo, pero tal vez deberíamos aflojar un poco.