Gibraltar, bandera electoral
La batalla es por las consecuencias prácticas que tendría para los vecinos del Campo de Gibraltar un Peñón fuera de la Unión en cuanto a controles y beneficiándose en cambio de las ventajas del acuerdo de divorcio
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El Gobierno español mantiene el pulso sobre Gibraltar con el Reino Unido a 48 horas de la cumbre del Brexit. Esta noche en La Habana, Pedro Sánchez lo ha dicho por tercera vez: no se apoyará la salida si no queda claro que nuestro país tiene la última palabra sobre la aplicación en El Peñón de las condiciones deL acuerdo.
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Pulso a tres bandas Madrid-Londres-Bruselas, convertido por el Gobierno Sánchez en cuestión de Estado. No tanto por el grito patriotero de Gibraltar español -no se discute la cosoberanía por la que no peleó ni el Gobierno Rajoy en la larga negociación del Brexit- sino que la batalla es por las consecuencias prácticas que tendría para los vecinos del Campo de Gibraltar un Peñón fuera de la Unión en cuanto a controles y beneficiándose en cambio de las ventajas del acuerdo de divorcio. Y ojo, también por el peso de España en las decisiones comunitarias.
De momento, el borrador de la declaración política pactado por Bruselas y Theresa May ignora la reclamación española. Así que comienza un fin de semana en el que los teléfonos echarán humo y el domingo desenlace. Desenlace que tendrá inmediatamente lectura nacional con un calendario electoral endemoniado y la tentación por parte de todos, del Gobierno y de los partidos, de rentabilizarlo políticamente.